jueves, 21 de mayo de 2009

Yuria 49



Pintores residentes en el estado de Chiapas que participaron en la exposición dedicada al poeta Jaime Sabines organizada por la Universidad Autónoma de Chipas a cargo de Patricia Mota Bravo, en el museo de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez.


El ritmo pendular de una vocación[1]

Dolores Castro

Rosario Castellanos aparece deslumbrante en la memoria de sus lectores, de sus amigos, por su fino trato, su apasionada forma de ver la vida y expresarla; inteligencia fina para desentrañar las raíces más profundas de los acontecimientos, de los personajes, de sus sueños, de las personas, del sueño de vivir.
Aparece en mi memoria y siempre me conmueve como mujer dueña de su destino, por trágico que fuera, siempre en el pendular movimiento de su voluntad hacia el amor, hacia la justicia y obedeciendo con disciplina y trabajo a su vocación de escritora, tan íntimamente unida a su actuación en la vida.
Dedicó gran parte de su energía a la enseñanza como maestra en la cátedra universitaria, como escritora para sus lectores, como consejera para sus amigas, como madre para su hijo Gabriel.
Ella es la escritora que practicó todos los géneros literarios con éxito: la poesía lírica, en la que alcanza cumbres como Lamentación de Dido, y luego, en su regreso a Chiapas en el cuento con las raíces de su infancia, los poemas de El rescate del mundo; y en la poesía que avanza cada vez más hacia lo profundo, en la universalidad del hombre y en su destino profundamente humano, de su libro Al pie de la letra, y va desde un tratamiento altamente lírico en Lívida luz, a su próximo título, Materia memorable, en el que inicia una transformación: de la expresión simbólica y metafórica de gran altura al verso coloquial en poemas originalísimos de sus tres últimos libros: En la tierra de en medio, Otros poemas y Viaje redondo.
Como narradora Rosario escribió la inolvidable Balún Canán, fruto de su conciencia social, de su creatividad, su inteligencia que ilumina la vida de esa niña, y dibuja el entorno, diseña vivamente los personajes, elemento histórico y sus problemas en la relación de indígenas y mestizos.
En su narrativa, especialmente en Balún Canán y Oficio de tinieblas, Rosario desencadena la realidad de su familia, la del grupo social al que pertenece, la realidad histórica y sobre todo la de ella misma, tanto como su situación en el mundo, en el tiempo, en lo sagrado y lo mágico, en la tierra que pisa, ya que no tiene interés en descubrir lo folklórico sin el conflicto que sitúa a los personajes entre la vida y la muerte; entre poderes que engendran muerte, violencia, dolor, soledad. Vínculos que se establecen constantemente entre el sojuzgador y el sojuzgado que pueden darse entre los ladinos, entre los indios, sobre todo en las relaciones de ladinos con indios, presentado en estas relaciones los conflictos, sin que el propósito sea polarizador, sino vivamente representativo.
Biografía y anécdota son las fuentes principales de la obra singular de Rosario Castellanos, tanto en poesía como en los demás géneros que ella cultivó. Personajes de Chiapas aparecen con toda su originalidad en Ciudad Real y Los convidados de agosto y anécdotas en Álbum de familia, que relata la presencia de Gabriela Mistral en México y la visita de las escritoras de los años cincuenta.
Recordemos también sus ensayos literarios sobre Virginia Wolf y sobre tantos escritores, los más importantes de su obra. También sus ensayos periodísticos en los que su fina ironía se expresa cotidianamente. O bien defendiendo a los más débiles, a las mujeres, a los indígenas en su lucha contra la injusticia.
Su labor plena como escritora se manifiesta en las obras dramáticas; obras como Judith y Salomé, escritas en verso, obras dramáticas en prosa de crítica social en defensa de la mujer.
Presente en lo mas sensible de la memoria, el recuerdo de Rosario: menuda, esbelta, sonriente, con la ironía a flor de boca, brillante, en medio de la franca risa de su acompañantes, generosa, noble, valiente, se me agotan los adjetivos y la sigo contemplando en el tiempo, en el tiempo de nuestra mistad desde el año 1942 hasta su muerte. Amistad que resistió al tiempo, al destino, a la distancia, a la muerte misma. La recuerdo firme, moviéndose al ritmo pendular de su amor, de su afán de justicia, inmortal.




Rosario Castellanos

Otto Raúl González


A partir de 1940 comencé a escribir poemas- dijo Rosario Castellanos-. Mis primeras influencias fueron las más fáciles de adquirir, ya que mi formación literaria era muy deficiente. En 1948 encontré un libro revelador, la Antología laurel. Allí leí Muerte sin fin, que me produjo una conmoción de la que no me he repuesto nunca. Bajo su estímulo inmediato, aunque como influjo no se note, escribí en una semana Trayectoria del polvo. Es una especie de resumen de mis conocimientos de la vida, sobre mí misma y sobre los demás. Supuse que la mejor manera de expresarme era el poema largo, de gran aliento, aunque yo no lo tuviera”.

La decisión de Rosario de escribir un poema largo es ejemplar porque puede servir como enseñanza a todos los poetas que comienzan. Poema largo, poema de gran aliento, dice y agrega: “aunque yo no tuviera”, reconocimiento de sincera modestia, porque el aliento le sobraba.

Pero sigamos escuchando sus palabras: “Llegué a la poesía tras convencerme de que los otros caminos no son válidos para sobrevivir. Y en esos años lo que más me interesaba era la supervivencia. Las palabras poéticas constituyen el único modo de alcanzar lo permanente en este mundo. Por esos años y después de una fuerte crisis religiosa, dejé de creer en la otra vida”.

A la pregunta de Emmanuel Carballo: ¿Dónde y con quiénes te diste a conocer?, Rosario responde: “Me dí a conocer con un grupo de jóvenes más o menos de mi misma edad, en la revista América. Entre ellos figuraba Dolores Castro, con quien me unió una amistad muy íntima y de muchos años (juntas cursamos desde el tercero de secundaria hasta la profesional). En Filosofía y Letras conocimos a Emilio Carballido, Sergio Magaña, Jaime Sabines (él y yo de Chiapas). Luisa Josefina Hernández y varios escritores hispanoamericanos: Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez, Otto- Raúl González, Tito Monterroso y Carlos Illescas. Era un grupo coherente. Nos llevábamos muy bien, tal vez porque no mezclábamos la vida privada con las cuestiones literarias. Miguel Guardia también pertenecía a este grupo”.

Con gran clarividencia, Rosario apunta que “las palabras poéticas constituyen el único modo de alcanzar lo permanente de este mundo”. Esta frase es casi una definición de la poesía no se puede definir, pero se intenta definirla mediante aproximaciones y ésta de Rosario nos acerca bastante a ella. ¿Acaso la poesía no es la búsqueda de la permanencia en este mundo?

Volviendo al grupo, Rosario afirmó: “En aquellos años, el estilo y los propósitos era un tanto confusos. Unos a otros nos influíamos a causa de lecturas



mutuas y, paralelamente, por admiraciones literarias compartidas. Nuestras influencias provenían de los libros, nunca de los autores en persona”.

Nada más cierto y evidente. Nos prestábamos mutuamente libros y revistas, que luego comentábamos en el café de la escuela, en la calle o en donde fuera.

Nos hacíamos y contábamos chistes y jugábamos con las palabras, el sarcasmo y la ironía, era allí donde brillaba más el talento de Rosario, era terrible y despiadada. Recuerdo que yo tenía un sobrino de doce o trece años que se llamaba Walter y Rosario inventó que era mi Walter ego. Fue cuando yo me sentí editor y publiqué en la editorial de Bartolomeu Costa Amic los primeros trabajos de mis amigos y compañeros. Así aparecieron Trayectoria del polvo, en 1948, el primer poemario de Rosario Castellanos; Cuando zarpe el barco, obra de teatro de Wilberto Cantón; un ensayo de Fedro Guillén y un poemario del joven costarricense Alfredo Sancho.

Lo primero que leí de Rosario fueron unos sonetos que me mostró Roberto Girón Lemus, otro estudiante guatemalteco que también se había inscrito en Mascarones, y que por aquellos días era su novio. Le devolví los poemas a Roberto y, muy ufano, me dijo: “mañana te la presentaré en la escuela”. Fue así como entré en el maravilloso universo de la amistad de Rosario Castellanos y me integré al grupo de los incipientes literatos, formado por los ya nombrados y a los que hay que agregar los siguientes: Rubén Bonifaz Nuño, Ricardo Guerra, Emilio Uranga, Salvador Reyes Nevares, María Elena Martínez Tamayo, Wilberto Cantón y Fedro Guillén.

El grupo se fue haciendo más idóneo poco a poco. Nos frecuentábamos y nos veíamos incluso los sábados y los domingos para hacer alguna pequeña reunión o algún baile en la casa de Rosario de la Avenida Constituyentes o para ir aun día de campo a Amecameca o a otro lugar cercano. Rosario contaba, entre otras maravillas, con un “Ford” que su padre le permitía conducir los domingos.
Quien más visitaba su casa era el estudiante guatemalteco, pero dejó de hacerlo a los pocos días porque…”yo le ponía discos de música clásica para que se aburriera pues ya había dejado de interesarme”. Nunca supe qué hicieron aquellos sonetos de su primera juventud que me hicieron admirarla, aunque sospecho que los quemó alegando que no le satisfacían del todo. Así era Rosario, sumamente exigente con sus trabajos.

Luego, entre todos, tratamos de hacer una revista (barcos de papel o algo así) y solamente logramos que apareciera un número. En seguida colaboramos en la revista América a invitación de marco Antonio Millán y de Efrén Hernández. Eran los años 48,49.50 y 51. Colaboramos también en la revista Suma Bibliográfica (con oficinas en palma sur), fraguada por Lautaro González Porcel, Wilberto Cantón y Miguel Ángel Asturias.


Ya estábamos por terminar nuestras respectivas carreras y las terminamos.
Casi todos seguimos dedicándonos al cultivo de las letras en busca de nuestra permanencia en este mundo, como dijo Rosario, quien luego viajó por Europa en compañía de una íntima Dolores Castro. A su retorno decidió radicar en Chiapas. Allá o sea aquí, escribió poemas, cuentos y las novelas que tanto brillo dieron a su nombre. En las páginas de Balún–Canán, en gran parte autobiográfica, volví a ver a la madre de Rosario, doña Adriana, tocada con el perraje (rebozo) guatemalteco que siempre gustaba usar.

Asistí a los funerales de su madre y ocho días después a los de su padre. Don César Castellanos murió de un paro cardiaco cuando manejaba su automóvil por la avenida 5 de mayo e iba en compañía de su hija. Rosario tomó el volante y condujo el automóvil hasta su casa. Con qué valor, con qué entereza resistía, los duros embates del destino. Sin duda alguna su signo fue trágico. Y como generalmente sucede a los grandes espíritus, la soledad (ay la soledad) fue su más fiel compañera.

La última vez que la vi era embajadora de México en Israel. Algunos amigos nos reunimos en casa de la poetisa Berta Rosalía González y Rosario estaba radiante. “Quiero mucho a Gabriel” – dijo cuando empezamos a hablar de los hijos -, porque es el único que no me confunde con Rosario Sansores”. Su muerte en lejanas tierras nos apabulló a todos sus amigos. Queda en su obra toda la imagen fiel de su espíritu fuerte y al mismo tiempo exquisito. Siempre sospeché que Rosario estaba hecha de acera y de seda.

Pero hagamos ahora un repaso (breve como exigen las circunstancias) de su valiosa y ejemplar obra literaria, tanto en verso como en prosa, que logró consolidar durante los 26 años que ejerció con mano maestra el oficio de poeta.


Su obra poética está contenida en los siguientes volúmenes: Trayectoria del polvo, Apuntes para una declaración de fe, De la vigilia estéril, El rescate del mundo, Judith y Salomé (dos poemas dramáticos), Al pie de la letra, Lívida luz, Lamentación de Dido, Materia memorable, En la tierra de en medio, Diálogos con los hombres más honrados, y Otros poemas. Con todo este material poético el Fondo de la Cultura Económica dio a la estampa su primera antología en la colección de Lecturas Mexicanas con el número 49, editada por la Secretaría de Educación Pública y el mismo Fondo de Cultura Económica, pero esta vez con el nombre más propicio de Bella dama sin piedad, tomado de uno de sus más hermosos poemas.

Su obra narrativa contiene en dos novelas: Balún-Canán (1957) que es el nombre maya de Comitán y que significa “Nueve estrellas”, y Oficio de tinieblas (1962). Sus ensayos y artículos fueron recogidos en seis o siete volúmenes, incluyendo su tesis profesional Sobre cultura femenina, que causó gran impacto en las letras mexicanas. Sus libros de cuentos son Ciudad Real (1960), Los convidados de agosto (1964) y Álbum de familia (1971).

Se ha dicho que sus dos novelas y el libro de cuentos Ciudad Real, “conforman la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana”, pero Rosario nunca estuvo de acuerdo con tan trivial opinión. Ella misma expresó: “Si me atengo a lo que he leído dentro de esta corriente (la indigenista), que por otra parte no me interesa, mis novelas y cuentos no encajan en ella. Uno de los defectos principales consiste en considerar el mundo indígena como un mundo exótico en el que los personajes, por ser las víctimas, son poéticos y buenos. Esta simplicidad me causa risa. Los indios son seres humanos absolutamente iguales a los blancos, sólo que colocados en una circunstancia especial y desfavorable.

Como son más débiles, pueden ser más malos (violentos, traidores e hipócritas) que los blancos. Los indios no me parecen misteriosos ni poéticos, lo que ocurre es que viven en una miseria atroz. Es necesario describir cómo esa miseria ha atrofiado sus mejores cualidades. Otro detalle que los autores indigenistas descuidan, y hacen muy mal, es la forma. Suponen que como el tema es notable es interesante, no es necesario cuidar la manera como se desarrolla. Como refieren casi siempre sucesos desagradables, lo hacen de un modo desagradable: descuidan el lenguaje, no pulen el estilo… ya que pretenden objetivos muy distintos, mis libros no se pueden incluir en esa corriente”.

En los cuentos de Los convidados de agosto, Rosario presenta (y los somete a duros sarcasmos) los prejuicios de la clase media provinciana; y en los de Álbum de familias se refiere con agudas ironías a los de la clase media urbana. La crítica ha establecido que de casi toda la obra de Rosario Castellanos, “se desprende una clara conciencia del problema que significa para su autora, la doble condición de ser mujer y mexicana”.

Sí, Rosario siempre tuvo un muy agudo sentido crítico, pero no tan profundo, despiadado y veraz como su sentido autocrítico. En célebre entrevista con Emmanuel Carballo, Rosario lo muestra con vigor y conocimiento de causa. La entrevistada dice: “Apuntes para una declaración de fe es un poema malogrado. De las crisis que se padecen en la adolescencia, entre las cuales la religiosa es sólo una, quise rescatar algo, algo que continuara informando mi vida; deseaba darle sentido y justificación a cada uno de mis actos. En los Apuntes me arrastró la retórica. Me llevó a hablar, por ejemplo, del continente nuevo que es América, del que tenía una idea superficial y falsa. La última parte del poema que quiere ser lírica y no logra, está en contradicción con la primera parte, en la que el poema es casi en prosa: incisivo, pletórico de lugares comunes usados de manera deliberada. Entra ambas partes existe una falta de continuidad. Fue muy duramente criticado, sobre todo por Miguel Guardia, quien dijo que en él las influencias formaban legión. A partir de entonces no volví a frecuentar ese camino”.

Creo que se necesitan muchas agallas para manifestar ese tipo de autocrítica, para reconocer los propios errores, y creo también que ese don lo tienen solamente las personas sumamente inteligentes y Rosario lo era en grado sumo. Poseía, como dice José Emilio Pacheco, “una sensibilidad inteligente”.
A propósito de su poema De la vigilia estéril, Rosario se expresó así: “El título es un desastre. Allí se nota cierta tendencia a la abstracción, tendencia que también es evidente en libro anterior. No me parecía válida la abstracción, por lo menos no deseaba escribir poemas intelectuales. Quería crear poemas si no emotivos por lo menos imágenes referidas a cosas concretas. Leí autores y textos que condujeron a ese mundo de carne y hueso. Para mencionar algunos citaré a Gabriela Mistral y la Biblia. Esas dos influencias, y el deseo de nombrar los objetos que estaban al alcance de mi existencia, dieron por resultado De la vigilia estéril y, después, El rescate del mundo. La vigilia exuda retórica, según se llegó a decir. Y es que, por esos años, poseía una facilidad siniestra para largar los poemas, y me dejaba llevar por ella: una imagen me conducía a otra, un adjetivo traía otro adjetivo. Y así hasta el infinito”.

Poco se ha hablado de la profunda y apabullante crítica social que contiene su poesía, sobre todo en sus trabajos de madurez como En la tierra de en medio y en Otros poemas, en los que se evidencian condenas e ironías contra el machismo y condenas y propuestas en contra de los juicios de la clase media y de la burguesía urbanas.

Muchos son los trabajos literarios que se han publicado alrededor de la obre, la vida y la personalidad de Rosario Castellanos. Entrevistas, artículos, estudios, ensayos y hasta biografías. Según la maestra e investigadora de la UNAM, Aurora Ocampo, más de quince tesis se elaboran al año sobre Rosario Castellanos. La mejor entrevista, según Elena Poniatowska, la realizó Beatriz Espejo, en su texto intitulado La paloma. Y según la misma escritora, el trabajo más exacto y amoroso es el de María Rosa Fiscal en su ensayo La imagen de la mujer narrativa de Rosario Castellanos. Antes de morir, Rosario Castellanos grabó varios de sus mejores poemas para la colección Voz viva de la UNAM. El prólogo se le encargó a José Emilio Pacheco.

En 1985 el crítico Emmanuel Carballo asentó: “En poemas y ensayos, cuentos y artículos de prensa, novelas y notas críticas, obras de teatro y tesis de grado, supo ser en igual medida una mujer y una artista.

Como mujer fue una de las principales precursoras del movimiento de liberación femenina, no solo por las ideas que expuso sino por la capacidad con que desempeñó las tareas docentes, administrativas e intelectuales. En una sociedad como la nuestra, organizada en torno a conceptos diseñados por los hombres para su propio beneficio, Rosario Castellanos desterró el lugar común de la inferioridad de la mujer respecto al hombre: su inteligencia, coherencia y aptitud para las letras estuvieron por encima de casi todos los miembros de su generación”

Elena Poniatowska ha dicho que la tesis de grado presentada en 1950 por Rosario Castellanos, donde negó la existencia discriminatoria de una “cultura femenina”, es el punto de partida intelectual para la liberación de las mujeres en México. Y agrega “el 15 de febrero de 1971, cuatro años antes de que se celebrara en nuestro país el Congreso Internacional de la Mujer, y tres anteriores a su muerte, Rosario Castellanos habló por primera vez en México, en una tribuna pública (el museo Nacional de Antropología) y ante el presidente Luis Echeverría, de la causa de la mujer. Considero que su discurso podría ser el punto de partida del feminismo en México, aunque luchadoras como Adelina Zendejas y Amalia Castillo Ledón habían conseguido del presidente Adolfo Ruiz Cortines el voto para la mujer, pero de los derechos femeninos no se había hablado en forma tan explícita como lo hizo Rosario. Resulta sorprendente porque en su tesis para obtener su maestría en letras sobre cultura femenina, Rosario no sólo pretendía liberar a las mujeres sino que entre burlas y veras, ironiza acerca de la condición femenina. Veinte años más tarde, Rosario hace que las mujeres encuentren su voz”.

“Afirma en el Museo Nacional de Antropología que no es equitativo el trato entre hombre y mujer en México y va asentando, como si los grabara en piedra, sus postulados:

“No es equitativo – y por lo tanto tampoco es legítimo – que uno de los dos que forma la pareja dé todo y no aspire a recibir nada a cambio.

“No es equitativo – así que no es legítimo – que uno tenga la oportunidad de formarse intelectualmente y al otro no le quede más alternativa que la de permanecer sumido en la ignorancia.

“No es equitativo – y por lo mismo no es legítimo – que uno encuentre en el trabajo no sólo una fuente de riqueza sino también la alegría de sentirse útil, partícipe de la vida comunitaria, realizado por medio de una obra, mientras que el otro cumple con una labor que no amerita remuneración y que apenas atenúa la vivencia de superfluidad y aislamiento que se sufre; una labor que por su misma índole perecedera no se puede dar nunca por hecha.

“No es equitativo y contraría al espíritu de la ley que uno tenga toda la libertad de movimientos, mientras que el otro está reducido a la parálisis.

“No es equitativo – luego no es legal – que no sea dueño de su cuerpo y disponga de él como se le dé la real gana, mientras que el otro reserva ese cuerpo no para sus propios fines, sino para que en él cumplan procesos ajenos a su voluntad”.

Finalmente, a juicio de Carlos Monsiváis, “con Rosario Castellanos se inicia la literatura de la mujer mexicana. Ella hizo posible que comenzaran a caer las murallas de Nepantla – la tierra de en medio, la tierra de nadie – que desde Sor Juana habían sido el recinto y la cárcel de nuestras escritoras”.

Seguramente, tal y como lo señaló Elena Poniatowska: “Gracias a Rosario Castellanos, las mujeres mexicanas encontraron su voz”.

CITAS

1.- Entrevista con Emmanuel Carballo en Protagonistas de la literatura mexicana (1962).

Rosario Castellanos*

Elena Poniatowska

Hay un largo trecho entre Rosario Castellanos que publica en 1950 su tesis Sobre la cultura femenina en la UNAM y concluye ante sus jueces que la mujer es incapaz de participar en procesos culturales y la nula importancia y falta de originalidad de su aportaciones la hacen imprescindible, y la Rosario Castellanos que veinte años más tarde defiende a sus hermanas en un discurso memorable en el Centro Nacional de la Productividad en 1970, alegato del que habría de surgir la Rosario indignada que acusa a los hombres el 15 de febrero de 1971 en el Museo Nacional de Antropología frente al Presidente de la República.
En los años cincuenta, Rosario se reunía en la cafetería de la UNAM con sus cuates del alma, Jaime Sabines, Sergio Galindo, Luisa Josefina Hernández, Dolores Castro, Emilio Carballido, Sergio Magaña (a quienes les dedicó sus poemas dramáticos Judith y Salomé). Sus padres habían escogido para ella la Facultad de Química y optó por la de Leyes, pero finalmente se cambió a la de Filosofía y Letras con tal de escuchar a maestros como Paulita Gómez Alonzo, Eduardo Nicol y José Gaos por quienes sintió una profunda admiración. Se convirtió muy pronto en una filósofa y en la más completa, la más entrañable de nuestras escritoras: poetisa, novelista, cuentista, ensayista, dramaturga, articulista.
Digo la más entrañable porque su muerte fue un golpe seco en la conciencia de sus amigos, un dolor lacerante, un trago muy amargo también para aquellos que apenas la conocieron, la muerte fue una constante en su novelas Oficio de tinieblas, Los convidados de agosto y Balún Canán, en su cuentos Ciudad real, en sus poemas, Trayectoria del polvo, De la vigilia estéril, Materia memorable. La muerte acompañó todos los actos de la vida que intento quitarse varias veces. Sus libros tienen que ver con la muerte. No todos los hombres aceptan la realidad de su propia muerte, pero Rosario la aceptó como una alumna ejemplar que levanta la mano en clase para contestar una verdad absoluta.
Originaria de Comitán, Chiapas; nacida el 25 de mayo de 1925, murió en Tel Aviv siendo embajadora de México en Israel. La descarga eléctrica de una lámpara doméstica la fulminó a los cuarenta y nueve años. Al irse se llevó su memoria, todo lo que ella era, su forma de ser río, de ser adiós y nunca. Nosotros la enterramos en México bajo la lluvia, la convertimos en parque público, en lectura para todos.
¿Por qué escribió Rosario? Para que la quisiéramos y recordáramos y también para negar la apreciación que hace de sí misma al responder a esa pregunta en el poema Entrevista en prensa: “Pero señor es obvio. Porque un día de adolescente, me incliné ante un espejo y no vi a nadie.”

*Tomado de: Agenda 2005. Gobierno de Chiapas.




Dos poetas de la tradición

Ricardo Cuéllar Valencia

La poesía cuando es verdadera no necesita acomodarse a las corrientes dominantes de la época dado que cada poeta está en la libertad de elegir la forma más añeja como la más moderna. Todo depende de su audacia y búsqueda formal o, en el mejor de los casos, de las formas que domina y se acomoda a lo que desea contar. Lo que importa es que el ritmo se encuentre en la escritura del poema, ritmo que no es más que la respiración que emana del texto y que el lector atento percibe desde la intimidad de la lectura. Puede recurrirse a la metáfora simple, a la imagen elemental o a las más elípticas formas de la idea o el concepto y si ellas no están ordenadas por ese soplo limpio, interior-exterior de la palabra poética no encontramos poesía, sino vanas frases. Es rito es lo determinante.
Recientemente hemos conocido textos de dos poetas que por su edad pertenecen a la generación de los años cincuenta. No es el momento de explicar por qué su escritura permanece fiel a las formas tradicionales, o mejor dicho, propias de los años treinta y cuarenta en Chiapas. Lo cierto es que Jorge A. Gómez Arguello y Julio Serrano Castillejos instalados en una visión nostálgica, desde la cual recrean su la visión del mundo, cada uno en un tono muy personal, cantan. Aunque pertenecen a la generación de Jaime Sabines y Rosario Castellanos se quedaron instalados en un romanticismo que aunque tardío en los años que empezaron a escribir tenia, entre sus coetáneos, cierta aceptación.
Lo real y efectivo en el espacio de la literatura es que Castellanos y Sabines decidieron romper con ese tono, con esa visión conservadora y lograron otra manera de contar y cantar que de inmediato los ubicó en la modernidad, partiendo y asumiendo las vanguardias que irrigaron todo Hispanoamérica en la primera mitad del siglo XX en Hispanoamérica. Ellos, Gómez y Castillejos decidieron quedarse instalados en las formas e ideas ya puestas en cuestión. Cada cual es responsable de la manera de concebir la vida y la literatura. Respetable es la decisión de cada escritor cómo y desde qué forma elabora su discurso. Más allá de una discusión lo que nos intereza destacar es que son poetas los dos invitados en estas páginas de Yuria. Leámoslos:




Cuatro poemas de Jorge A. Gómez Arguello

VACÍO

Se van quedando atrás
los años,
se pierde en la distancia
la memoria,
se marchita la piel
y se nubla la vista,
la razón
es confusa, muy profunda,
muy onda.

Y ese peregrinar
tan mío,
se va haciendo cada vez
más lento,
se acabaron aquellos desafíos,
y mi alma sola, muy sola
se pierde en el vacio.

AL MORIR LA TARDE

Y te vas de mi lado
ausente de ti misma,
como se va la brisa,
como se van las sombras,
sin entender si quiera
como apagan la nieve
la calidez del fuego,
poco a poco,
sin prisas,
sin ruegos,
sin amor,
y sin sonrisas…

Así acaban los sueños,
y se muere la tarde.

TRISTEZA
Tristeza, tristeza mía
que caminas muy cerca de mi vera,
presagiando el pasar de los días
como bálsamo tibio en la espera.

Cuantas veces fuiste compañera
en mis noches amargas,
cuantas veces, altiva, altanera,
a mi lado aliviabas mis cargas.

Tristeza, tristeza mía,
cada vez que me aprietas el alma
siento paz, y a fe mía,
en el fondo me mandas la calma.

Es por eso que te amo…
Eres fiel y sincera conmigo,
no hay en ti ni el mas débil asomo,
de dejarme en mi largo camino.

Tristeza, tristeza mía.

LA VENTANA ABIERTA

Deja despreocupado
la ventana abierta
para que puedas
acuñar tus sueños,
tus ilusiones, tus amores,
y al conjuro
de gratas remembranzas,
reviva el corazón
sus esperanzas.

Deja de para en par
la ventana
de los caros anhelos,
para que florezcan
en esta primavera
las azucenas,
los lirios y las rosas,
y al abrevar
lo tibio de su alimento,
llegue a consolar
la espera del invierno.

Deja que las promesas
se realicen
y arrópalas muy fuerte
para que nunca
se marchiten,
y, sopesado ya,
deja por siempre
la ventana abierta.





Dos poemas de Julio Serrano Castillejos


EL CANTO DEL CORAZÓN

Yo soy de pocas palabras
cuando traigo el alma herida
y dedico mis cantares
a aquella mujer endina.

Si voy de vuelta o de ida
no soy menguado ni tibio
y le doy siempre a la vida
el canto que tiene alivio.

Mi valor es la templanza
mi moneda es el cariño
y exploro siempre el venero
de mi cantar infinito.

Yo viví entre los pobres,
entre el lodo y el carrizo
con agua fresca y salobre
bajo el sol tan encendido.

Conocí a las galanas
mujeres de mil caminos
y en sus casas yo comí
los manjares del destino.

Es mi tierra pan de trigo
de bonanza y señorío,
con calles de piedra laja
y un calor enardecido.

Tiene un parque muy hermoso
de sabores pueblerinos,
una iglesia de alto techo
con su altar de limpio piso.

En la fuente principal
de pretil de cal y canto
besé a mi primera novia
en los lindes del encanto.

En los portales bailé
con marimbas y matracas,
nunca las reglas violé
ni me salí de la trancas.

En mi pueblo hermoso tuve
una amiga casta y santa
y con ella me entretuve
de los pies a la garganta.

Las mujeres junto al río
eran flores del vergel
y en el albo caserío
un panal de rica miel.

Mi terruño fue el reflejo
de las noches cristalinas,
donde busca el zorro viejo
a las mujeres divinas.

Si me voy de este mi pueblo
a una zona muy lejana,
me llevo yo los afectos
que me brinda la esperanza

Una cosa sí les digo,
y lo digo con confianza:
quedó enterrado mi ombligo
en los surcos de labranza.


DISTANTE AMANECER


Radiante batallar conmigo mismo,
relámpago de azul, punzante nota,
de injusta sinrazón y el alma rota
resurge mi pasión y el estoicismo.

Simiente de dolor, ese es mi abismo,
bebiendo con placer la amarga gota.
De Dios la imagen a su palabra ignota
disfruto del amor el cataclismo.

Distante amanecer, ribera incierta,
plegarias de papel y llantos vanos,
estar unido a ti, esa es mi suerte,

la entrada a la razón por amplia puerta,
el manto del placer, las blancas manos
de dardos inductores a la muerte.


Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, 10 de mayo de 2006.


Del carácter gozoso de la escritura

Guadalupe Ángeles

No se conforma con respuestas a medias, es alguien que busca siempre las últimas consecuencias de aquello que despierta su interés, por eso le atrae la filosofía, la psicología y practica la literatura. La cercanía cotidiana con la frontera norte le ha facilitado el encuentro con otras maneras de leer el mundo. Aprendió de joven que toda obra humana es igual a una obra de albañilería: hay que ir acomodando los elementos en orden: ladrillo, mezcla, ladrillo. Así escribe. Lanza una definición y la argumenta. Usa del lenguaje todas las formas posibles, no teme echar mano de palabras de la vida cotidiana ni de términos elevados, así, conviven en su escritura giros del lenguaje que corre por las calles libremente y concepciones filosóficas. Todo cabe en su prosa efectiva que comunica directamente lo que piensa.
En sus ensayos desmenuza la obra ajena y demuestra las múltiples maneras de entender las páginas que le seducen, por ejemplo: Luis Cardoza y Aragón, a través de su novela, nos es descubierto como magnífico manantial de imágenes esplendorosas, en la segunda estación de su libro Sobre la impura esencia de la crítica, en el que consigna: esta es la base del experimentalismo: aceptar la pérdida y promover el extravió.
Con él aprendí a leer a Borges como un gran humorista, y no como al creador solemne que paraliza.
Afirma que el subconsciente permea la novela.
Fiero crítico no se detiene ante los nombres que gozan de prestigio en el mundo de las letras, si es que tiene que decir algo que tal vez no les guste.
Sus poemas son máquinas perfectas hechas como con huesos humanos, en El órgano de la risa cunde un repertorio de imágenes entrañables.
Al leerlo, uno siente cómo disfruta del lenguaje, su fonética, su significado. No ama la perfección, por eso da rienda suelta a ese amor por los vocablos que nos hace adictos a los juegos de palabras, a los giros del lenguaje donde se encuentran palabras no siempre de la misma familia, para él, la teoría de conjuntos que nos enseñaron en la primaria, no tiene demasiado sentido.
Si lees algunas de sus novelas, forzosamente tendrás algo que discutirle, parece que le encanta la polémica, sacudir conciencias, expresar lo que piensa sin ambages. (Ha publicado en este género: El matasellos, A.b.u.r.t.o, 41 clósets, Al otro lado).
Sabe que la verdadera literatura viene de la vida, por eso quienes van a sus talleres se ven obligados a calibrar su propia experiencia.
Cree en la sanación, en el carácter volátil del Yo y en la felicidad del lenguaje.
No conoce la angustia del escritor estreñido, porque sabe de la fugacidad de toda literatura. Aquello que nos enseñaron de la inmortal obra de arte en la escritura, sabe que es un trabajo de generaciones de intérpretes o traductores y afirma, al mismo tiempo, que la diferencia entre periodismo y literatura es una mera ilusión a la que, de todos modos, quien quiera tenerla, tiene derecho.
Sus ensayos dan cuenta de su erudición, de su curiosidad inagotable, de su amor por las palabras, a las que considera, lúcidamente, como cosas físicas, por ello, cree que el trabajo con la escritura es, antes que nada, un trabajo físico con las cuartillas. Sabe que hay un momento de la creación en que debe dársele libre paso al flujo de los signos en la hoja de papel, ya vendrá luego el momento de la corrección. Afirma, con total conocimiento de causa, que la salud mental es esencial para el surgimiento de ese libre flujo, por tanto, asume la escritura corporalmente sin dejar de lado la psicología.
Cita a Sartre: La literatura es una generosidad innecesaria
Ama las ideas, por eso es capaz de apreciar la obra de autores no avalados por el canon, e informarnos de ella con minuciosidad de relojero.
Abre el camino de la honestidad frente a los talleristas, ya ellos habrán de elegir transitarlo o no.
Muestra el carácter ostensiblemente feliz del Acto de Escribir. Eso se nota en su entusiasmo manifiesto por autores como Ibargüengoitia o Monsiváis. También es notable en la manera en que se conduce al hablar del hecho escritural en sí mismo.
Refiere que intervenir un texto es mejorarlo.
Asume cabalmente el papel del profesor que de entusiasmo a los alumnos, a los que informa, sobre todo con su lenguaje corporal, que escribir puede ser gozoso, que de hecho lo es.
Basta ojear alguno de sus libros de ensayos para abastecerse de opiniones inéditas hasta ahora en la República de las Letras Mexicanas, inéditas por atrevidas y exactas.
Sabe que la vida es más importante que la literatura, por eso le importa más la salud psíquica de los escritores que la forma correcta de su escritura, pues también está convencido de que esto último es responsabilidad única y concreta del autor.
La experimentación y lucidez permean su obra narrativa, la devoción más iconoclasta su poesía.
Y si alguien ha hecho algo --propagar la adicción a la inteligencia-- luego de tomar conciencia de la necesidad de que haya pensamiento y no sólo verborrea en la obra de los autores mexicanos, ese es Heriberto Yépez.




HOMENAJE A EDGAR ALAN POE

Luis Fernando Cuartas


Poe era el Poeta. Una rara y compulsiva relación con la literatura lo unía a la realidad. Él mismo creyó que en los Estados Unidos del siglo XIX, era posible creer en la literatura como una señal de vida, como una profesión de fe y como una garantía de existencia en medio de un industrialismo en ascenso. Más en el caso de Poe, podríamos aplicar esta bella frase de Rilke: lo bello no es más que el comienzo de lo terrible; este hombre huérfano buscó esa condición estética por excelencia, la aspiración a la poesía, la formulación de un código racional de entender el descenso a los infiernos, las claves del nunca más de un cuervo.

A ese hombre que confió en su arte, su medio nunca le permitió poder desarrollarlo en condiciones óptimas. Fue un desventurado como sentenció Baudelaire. Poe desheredado de su padrastro, a penas pasó una breve temporada en la Universidad, dedicado a escribir para pequeños periódicos, a deambular por garitos y descubrir las soledades en los licores del alma más que en las botellas. Buscó indagar en la oscuridad mientras bebía sorbos de luz en una extraña relación entre la ciencia y el misticismo, entre la matemática y los ciclos melancólicos.

En un texto donde manifiesta ese profundo respeto por la ciencia, en EUREKA, habla de Kepler y las conjeturas de las leyes y sus movimientos, entonces él se abroga el derecho de hacer postulados para su propia creación, como si fuera un demiurgo inventando su magia personal. La convicción que surge de esas inducciones o deducciones cuyos procesos son tan oscuros que escapan a nuestra ciencia, eluden nuestra razón o desafían nuestra capacidad de expresión, no es más que un preludio hechizante de otra realidad, un surrealismo en ciernes o de una búsqueda de imantada condición de lo deslumbrante en medio del fatigoso material de lo cotidiano, para hacer aparecer otros mundos, que siempre estarán en este, como lo diría Pauwels en sus búsquedas con el retorno de los brujos. Esto no es más que un llamado a la imaginación a la exaltada capacidad creativa que busca hacer del pozo oscuro, del gato negro y de la casa desvencijada, un laboratorio de sensaciones, una conversación con la alteridad del mundo.
La realidad que transita Poe no es la ciencia en el sentido exacto, es una fuerza intuitiva, una mirada penetrante sobre el submundo del mundo. Poe es esencialmente un Poeta. Una capacidad de viajar en las pesadillas, como lo haría el pintor Henry Fuseli (1757-1827) donde yeguas, gnomos o pequeños diablos se posan sobre una bella mujer que languidece sobre la atmósfera enrarecida del sopor del sueño.

Poe, restablece en la narrativa un encuentro con el mundo de los excesos, algo no buscado originalmente, la relación de los deseos de lo truculento, de la avidez por lo prohibido, una pulsión que atrae y repulsa entre el sexo y la muerte, entre los licores perfumados de la noche y la búsqueda de racionalizar lo desconocido. El encuentro con la narrativa, su mejor peso literario, se da por una urgente necesidad de establecerse como escritor, por ganar unos dólares, por encontrar un lugar donde escribir sus enormes dimensiones imaginarias.
Con Poe el mundo cotidiano, la prosaica y brutal existencia de oficios diarios, la higienizada materia de nuestras tareas, entra en una corrupción revolucionaria de los sentidos, se altera el orden, se mueve el piso. Es una manera de crear, de proponer nuevas formas de comprender nuestro entorno: una estética de una rara belleza, una sensación pendular, la oscilación de lo que va y lo que viene, la huida y el regreso, pero un péndulo que en la narrativa de Poe, siempre esta pendiendo de un hilo que se desgasta y se tensa, haciendo que todo parezca tan frágil y a la vez tan eternamente débil.
Poe se hermana y se hace cercano a esa literatura que establece un diálogo entre fuerzas contrarias, ciencia y magia, la religiosidad con los ojos abiertos y la duda con la angustia oscura. Desde William Blake, casi antecesor de su noche vigilante, pasando por el Frankenstein de Mary Shelley (1818), y las novelas de Matthew Lewis (El monje), William Beckford y Ann Radcliffe. Los novelistas góticos modernos, como Angela Carter, Patrick McGrath y Toni Morrison son muy apreciados, y el gótico continúa influenciando el cine y la televisión -desde obras clásicas como Nosferatu (1922) hasta Buffy Cazavampiros (1997-2002)- y a artistas visuales como Glenn Brown y los hermanos Chapman.
En literatura su huella también está en su gran mentor y traductor Baudelaire, quién lo dio a conocer en Francia y que lo propuso como un código estético de donde bebieron de sus alcoholes posteriormente muchos grandes escritores. Mallarmé escribe un poema sobre la Tumba de Poe, Valéry hace su Señor Teste, como una geometría donde todos los elementos son postulados de una serie de axiomas resultados de una imaginación ordenadora y fascinante, un señor cerebro que obtura todas las operaciones del espíritu. Pues bien Poe, en su ensayo sobre cómo escribió el poema del Cuervo, habla de esa estructura que une lo espiritual con una matemática de la composición, una idea que integra el yo creador en el componente de su propia creación, algo que llevado al extremo, es la punta de un nihilismo aterrador. Pues bien, Valery hace suya esa estética que Poe insinuaba y trataba de balbucear.
Más que decir de la herencia otorgada desde Los crímenes de la calle Morgue, con la trasformación de la novela negra y la novela policial. Nuestro detective Sherlock Holmes y su elemental Watson, de Arthur Conan Doyle, el padre Brown de Chesterton, para luego pasar al folletín de Ágata Christie y las novelas de Graham Greene, todos ellos heredaros de Dupin, de la noches de lluvia y de las conjeturas sobre el más mínimo detalle.
Julio Verne toca la única novela de Poe, una demencial historia de canibalismos, de sueños y de trampas, donde un aventurero sale a la mar en un buque donde pululan ratas, historias de náufragos, pesadillas y silencios. Estamos hablando de la novela Las aventuras de Gordon Pym y de la continuación que hace Verne con La esfinge de los Hielos, ambos escritores de un autodidactismo científico bastante sorprendente. Más esta rara novela se convierte en tema para los surrealistas, para los viajeros de lo onírico, para los capacitados para fantasear, recordando raros relatos como los de Jeremías N. Reynolds en el Pacífico y en el Polo Sur, o el tema de Coleridge, El canto del viejo marinero. Robert Louis Stevenson retoma estos enigmáticos viajes, H.P. Lovecraft admira este extraño relato que es como un disparo en el ritmo sanguíneo del relato, un torrente que no para, que deja sin aliento y que no deja al lector abandonar fácilmente el texto.
Julio Cortázar hace de Poe una traducción muy bella, y lo pone ante nuestros ojos con su indiscutible talento. Poe deja sus uñas de gato en la piel y en la memoria, Borges tiene bellas páginas sobre este autor, Rubén Darío no deja de llamarlo a su casa mental y lo realza como el láudano perfumado de la literatura, más crítica la forma cruenta como fue vejado y apabullado por la crítica de su propio país, por periodistas envidiosos y por la mala saña que se tira cuando se trata de vilipendiar a un genio. Honrar su memoria es hacer un encuentro con sus libros, no sólo sobre su literatura y sus obras, es a la vez hacer una invitación para reconocer en otros autores sus influencias y sus marcas. En buena hora saludar a este gato del libro, a este péndulo del tiempo de lo imaginario y tomar del dulce alcohol de sus hechizantes letras. Poe no deja de ser de nuestra estirpe sedienta, un ser que estuvo bajo las señales de la dificultad, un perdedor en vida, un hálito de mala suerte condenando su sombra entre la taberna y las envidias feraces que crecen como semillas sobre sus huesos, después de ser arrojado a la cuneta del olvido.
Más él suele despertar de esas empalizadas, sale de los muros, se muestra entre el polvoriento paso de una calle oscura a una habitación de palpitantes lámparas. Saca su mano, su intensa mano de escribiente, la mano de un ser que creyó profundamente en su tarea, que no se dejó domesticar por nadie, la que se abstuvo de intervenir en politiquerías y en camorras literarias, la que le costó la muerte en una contienda electoral donde a él nunca le importo intervenir y de la cual sus opositores quisieron ridiculizarlo haciéndolo aparecer como un borrachito vulgar. Poe no dejará de maullar en nuestro oído, de saltarnos las quimeras, de azuzar las pesadillas, de hacernos sentir el peso humanamente humano de su palabra contra el tedio viciado de las rutinas diarias.

(Tomado del semanario Confabulación, No. 83, de la 1º semana de abril del 2009)



El pensamiento político en Nietzsche

Mario Nandayapa
Universidad Autónoma de Chiapas
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología



El libro Fragmentos póstumos sobre política de Friedrich Nietzsche (Editoria Trotta, Traducción de José Emilio Esteban Enguita, Madrid, España, 2009, 203 páginas), permite conocer el taller de escritura y pensamiento de Nietzsche, taller que resulta esencial para comprender la obra publicada de este pensador intempestivo que se encargó de dinamitar nuestras certezas que aún retumban en nuestro presente. Estos fragmentos, fundamentales en cantidad y temática, han sido organizados a partir de la edición crítica de las obras completas realizada por Giorgio Colli y Massimo Montinari. El criterio utilizado por ambos autores para el ordenamiento de dichos fragmentos es cronológico, en los cuales emergen una infinidad de temáticas. Hasta el momento, se han traducido muchos fragmentos parceladamente y han primado, en general, dos criterios a la hora de ordenar dichos fragmentos: un criterio estrictamente cronológico y otro temático. En el primer criterio se encuentra la mayoría de las traducciones al castellano y que sólo aleatoriamente reconocen un orden temático. Respecto al segundo criterio existe una mínima producción, salvo una selección de algunos temas y una antología sobre el pensamiento estético en Nietzsche de la misma editorial Trotta. Es en este segundo criterio que se ubica la presente traducción y edición de los fragmentos sobre política. En el texto en cuestión, intenta organizar un conjunto de fragmentos nietzscheanos (265) que hablan y reflexionan sobre un tema no menor, pero que es ignorado por la mayoría de sus estudiosos: la política. Esta omisión no es menor, pues el tema es trabajado en diversas épocas por Nietzsche, y además tiene su contraparte en la recepción de su obra. Podemos advertir, a lo menos, dos problemas que explicarían esta relación que va desde la omisión hasta considerarlo un tema tabú. La primera razón tiene que ver con la propia creación intelectual del filósofo en la medida que, al ser fragmentos, no tienen una sistematicidad y responden a asuntos que pueden ser relacionados con otras temáticas como moral, estética. Siempre el ordenamiento escolar disciplinario esconde la multiplicidad y variabilidad de los fragmentos. La segunda razón tiene relación con la recepción de la obra nietzscheana. En este asunto, comparece una cuestión muy compleja, y a veces poco discutida, que es la relación entre su pensamiento y el nacionalsocialismo. Aquí, al contrario de lo que sucedió con Heidegger, no tenemos una participación activa o posterior abandono de la doctrina nazi, sino una cuestión muy difícil de evaluar y que es la influencia de las ideas de Nietzsche en un sistema político de esa envergadura y consecuencias en la historia del hombre. El asunto no es de fácil resolución, pero podemos decir que existió una manipulación de los jerarcas nacionalsocialistas que intentaron buscar un “fundamento” filosófico de su acción política que creyeron encontrar en Nietzsche. Para ello, recibieron la “ayuda” de su hermana, Elizabeth, quien manipuló intencionadamente sus textos para darle un cariz, un giro antisemita y racista que no estaban presentes en la obra, como lo demostró el trabajo crítico de los escritos del autor. Estas dos cuestiones han terminado por establecer un prejuicio, que puede sintetizarse en la expresión “en la filosofía de Nietzsche no hay pensamiento político”. Y es precisamente este prejuicio el que la obra en cuestión logra desmitificar. Así, la importancia de esta traducción del profesor de la Universidad Autónoma de Madrid es mostrar, a través de los fragmentos no publicados, que efectivamente hay un pensamiento político en Nietzsche. Desde esta perspectiva, este libro viene a llenar un vacío respecto a que organiza temática y cronológicamente dichos fragmentos que hablan sobre el estado, la democracia, el socialismo, el marxismo, las clases sociales, Grecia, la ilustración, etcétera. Estos fragmentos abarcan desde el otoño del año 1869 hasta la primavera del año 1888. El libro comprende un espléndido texto introductorio y un certero aparato crítico, con notas, tabla de concordancia e índice temático. Prevalecen en ella los fragmentos de la etapa juvenil (1869-1876), aspecto que el traductor explica porque en ellos se encuentra la mayor cantidad de referencias a la política, mientras que ellas decaen hacia el final porque comparecen en mayor medida en la obra pública, cuestión que no sucede en los textos juveniles, más cercano a temáticas de arte, lenguaje, metafísica, moral y religión.
En definitiva, celebro dicha traducción por ser un aporte a los estudio de Nietzsche en español, estudio cada vez más especialista. Esta edición muy cuidada y con mínimos errores, se transforma, así, en una literatura importante para adentrarse en esta temática que, como veíamos, es bastante poco tratada. Sólo una cuestión provoca preocupación y extrañeza. Resulta poco comprensible que la traducción se detenga en los primeros meses del año 1888, faltando alrededor de 09 meses (enero de 1889). Si bien se puede explicar porque gran parte de ese material es publicado en la obra autobiográfica “Ecce Homo”, se extrañan algunos fragmentos, principalmente el que le da nombre y designa el proyecto de Nietzsche, que en sus propias palabras sintetiza su mirada sobre la política, pero también sobre occidente y su cultura, “La Gran Política”, fragmento que se encuentra entre diciembre de 1888 y enero de 1889, es decir a días de su debacle. Tal omisión, suponemos que consciente, no anula el trabajo realizado, pero sí lo deja algo incompleto, pues nos parece que en dicho fragmento se encuentra una cuestión muy radical y central que tiene relación con la “unión modal” o “matriz crítica” del pensamiento de Nietzsche. Con ello, queremos decir que en él se une, se manifiesta una misma crítica en su diversidad: crítica a la cultura, a la política y a occidente en su conjunto como una estructura, un cuerpo en decadencia que debe ser reemplazado. Este fragmento presenta más nítidamente tal proyecto, y su ausencia puede ser interpretada como una omisión grave, pues seguiría pensando a Nietzsche como parte de una misma tradición, que daría cuenta de una misma interpretación de lo político, ocultando el auténtico sentido que, creo, tiene que ver con un proyecto a gran escala, que no sólo da cuenta de la estructura de lo social, sino que comprende lo valórico, lo estético, lo filosófico. A pesar de ello, recomiendo la lectura y análisis de este texto, pues es aclarador de muchas temáticas de Nietzsche que, descontextualizadas, pueden parecer hasta escandalosas.




Jaime Sabines 83 aniversario poetas
Biblioteca HECHOS EN PALABRAS

En el ejercicio poético la palabra cobra una nueva significación que va más alla de un sentido exacto. Es en ella donde se una la tradición, el lenguaje y el pensamiento. Este acto creador permite al poeta descubrirle al otro, en la intimidad de la lectura, un mundo en el que todo es permisible y que como tal es liberador. En el presente volumen se encuentran reunidos ochenta y tres poetas, de las más diversas edades y latitudes, en busca de una voz propia. El decimo aniversario luctuoso de Jaime Sabines –uno de los mas grandes poetas que ha dado Chiapas a las letras mexicanas, cuya obras ha sido traducida y estudiada en México y el extranjero—es una exelente oportunidad para dar a conocer la obra de muchos otros poetas chiapanecos de las mas recu}ientes generaciones.


No lo conozcas
Cecilia Romana

Esta es una edición muy especial; marca el inicio de un extraordinario proyecto editorial dominado Colección Hechos en Palabras. Cecilia Romana a través del poemario No lo conozcas, recrea a partir de la originalidad de las sensaciones y del lenguaje, un intricado paisaje que va de lo sublime a lo caótico de una estrofa a otra. Con un manejo de los registros del habla que enriquecen lo poetico de modo que trascienda la retórica común. No lo conozcas ha sido galardonado con el Premio Internacional de Poesia Jaime Sabines 2006, y ahora al ser publicado dentro de la colección Hechos en Palabras, comienza su andar por el mundo. La corriente poética en Chiapas, ha conseguido un lugar preponderante en el trabajo literario de Hispanoamerica teniendo como figuras a algunos de los escritores más representativos del siglo veinte. Sin duda, Jaime Sabines es uno de los más grandes poetas que ha dado esta tierra generosa, a través del Premio Internacional que lleva su nombre, imprime universalidad a su obra y da un renovado impulso al quehacer literario de Chipas, que bajo el auspicio de la nueva administración estatal, se construye a partir de una inquebrantable sensibilidad humanista y de una nueva cultura, donde la palabra y la letra son fuente inagotable de inspiración llevada a los hechos.


Ensayos Literarios (2005-2007)
Mario Nandayapa


Mario Nandayapa, es un poeta, ensayista, investigador y académico, dedicado a cada uno de esos oficios con disciplina, una clara y absoluta convicción de lo que hace. No pretendo elogiarlo, más si reconocer sus múltiples actividades en el campo de la cultura (…) lo cierto es que hoy en día anda sumido en la investigación de los saberes milenarios que hacen la tradición de Chiapa de Corzo, su tierra natal. Para forjarse mas y mejores instrumentos teóricos y técnicos ha estudiado lingüística, antropología, hermenéutica… con el fin de enfrascarse en la lectura minuciosa de documentos con la aguda mirada del poeta y la lupa del historiador, recorriendo, indudablemente teorías poéticas, y obvio, la historia del arte y la literatura (…) Yo no dudo en señalar que en los últimos 25 años en Chiapas, Mario Aguilar Nandayapa, es uno de los que mejor representa su generación (…) Por su dedicación plena a la literatura y su esfuerzo constante a la investigación ha elaborado trabajos que definen y trazan, en su conjunto, un claro proyecto de vida.
Ricardo Cuéllar Valencia


Don Cenizo y… doce más
Ulises Mandujano Nájera


Lo cotidiano puede ser fuente viva de creación artística. El talento imaginativo de Ulises Mandujano Nájera para contraer la realidad inmediata y plasmarla en papel, ya convertida en ejercicio literario, hace de él un creador de historias y un narrador de eficaz soltura, como bien señala Arcadio Acevedo: “Autodidacta, intuitivo, el ritmo y los tiempos de la narración se le dan también por naturaleza a el autor de El Dandy Pérez, la joya de su corona literaria, en opinión de muchos.” Son muchos los ojos y muchas las manos que han pasado por estas páginas, y en cada una de estas Ulises Mandujano ha puesto imágenes, sentimientos olores y sabores que hacen recordar cada historia, dejando imborrable en la memoria del lector a cada uno de sus personajes. Nos congratula poner en circulación, de nueva cuenta, a Don Cenizo y… doce más, abonando así a la tradición chiapaneca de saber relatar las cosas.



Nuestros poetas
Antología


Con el devenir del tiempo se van moldeando las conciencias, fraguando la grandeza, cimentando el espíritu hacia las cosas del alma que en torrente se convierte en voces que cantan al amor, a la patria, a tantas cosas bellas que son como al adorno de nuestra propia vida.

Gracias a la pluma de poetas masones, fue posible reunir esta antología que con intima satisfacción, la Muy Respetable Gran Logia Regular del Estado de Chiapas, pone en vuestras manos con el titulo de
NUESTROS POETAS­
Esperamos que sirva como un sencillo pero fraternal homenaje a su esfuerzo y a vosotros amigos lectores como solaz donde se pueda sublimar el alma.


Jocoso Anecdotario
Jorge Armín Gómez Argüello



Jorge Armín Gómez Argüello es un individuo con características de hombre alegre, ajeno a la penumbra de la antifraternidad, lleno de humor festivo que lacera la tristeza; es dado a escribir poemas y hoy, apartándose de este hobby, nos presenta una serie de sucesos cotidianos en cuya narrativa nos transporta a los luminosos estados de animo de la gracia y el ingenio.

Este anecdotario humorístico o “Jocoso Anecdotario” manifiesta sus vivencvias en cada relato, sus momentos de singular motivo de vivir, su placer por la comparación de la amistad. Lo dice con tal gracia que surge, de inmediato, la sonrisa y hasta la carcajada, pletórica de iniciante humorismo que hace olvidar los malos ratos de la vida.

Desde los rincones de su amistad fraterna muy estrecha de sus “tres alegres compadres”; hasta los distantes encuentros que da la vida en lo cotidiano devenir del tiempo, jorge expresa su acontecer en estas faenas anecdoticas que reclaman ojos del alma para llegar al sentido del humor que manifiesta la explosión de su entusiasmo y lo personaliza con su forma de ser y de expresarse.

Estos “chistosos” relatos nos permiten conocer al autor y saber que ha compartido sus muchos gratos momentos con su gente: fraternos, amigos, compadres…

La Editorial “Gran Logia de Chipas” le da la bienllegada, a Jorge, al grupo de incipientes escritores y acoge este “Jocoso Anecdotario” como elemento del humor que requiere la existencia para hacerla más amena y llena de deseos de vivirla para vivirla bien.

Manuel Arturo Zambrano Mundo

Selección hecha por Gilda Rubí Meza Javier




Método Fácil Y Rápido Para Ser Poeta

Jaime Jaramillo Escobar


Secretos Para Escribir

El principal secreto para escribir no es ningún secreto: consiste en tener muchos secretos y la capacidad de revelarlos. Para ello hay que empezar por dominar el tema. Eso es todo.

Quien se sienta a escribir es porque tiene algo que decir. Mientras no se tenga algo para decir no hay por qué empezar. El famoso cuento de la hoja en blanco todas las mañanas a primera hora sólo ha producido literatura babosa y polucionante. El que necesita una hoja blanca frente a los ojos para empezar a pensar, no es pensador. Primero piense, y después de que haya pensado, vuelva a pensar sobre lo escrito. Reflexionar. Ése es el secreto.

Hay que detenerse un momento a considerar lo que guardan las bibliotecas antes de decidir si pondremos en ellas una hoja más. Porque cada página que se escribe es una página que se agrega a los mejores. No es fácil. ¿Ah?

La teoría dice que escribir debe ser fácil. Escribir sí, relativamente. ¿Pero publicar? Ahí es donde se patentiza nuestra irresponsabilidad y, por su puesto la de los editores.

Cuando era difícil publicar, los poetas tenían tiempo para corregir. Hoy en día, cuando a los escritores se les arrancan de la mano las cuartillas frescas, la literatura, y la poesía especialmente, se convirtieron en un basurero. Consulté sobre eso a varios editores. Me dijeron que no importaba, por que la literatura universal ya se escribió, y todo lo de hoy es reciclable puesto que se trata de repetición. Pero no es de eso de lo que se trata cuando hablamos de poesía. La poesía es otra cosa. Que un joven lleve tu poema junto con dos billetes arrugados, no hay mayor gloria. Si logras eso estás salvado. Por que los jóvenes llevan a sus maestros en el bolsillo.

NOTAS

1. agradecer al lector es conducirle a un lugar muy especial adonde no lo llevó antes nadie, y no a un parque publico. RAMON GÓMEZ DE LA SERNA
2. Bastantes cosas feas hay en la vida. ¿Por qué no olvidarlas, por lo menos mientras leemos? MARCEL PROUST
3. Todo esta dicho, pero como nadie escucha, es necesario volver a empezar continuamente. ANDRE GIDE
4. La forma dramática es esencial para intentar describir las enormes pasiones que devastan hoy nuestras vidas. ARCHIBALD Mac LEISH
5. No hay nada tan difícil en la literatura que la facilidad, que es casi siempre fruto del esfuerzo. MERCEDES LLORET
6. Hacer comprender una cuestión con tan sólo acudir a ella. (Principio griego)
7. La palabra es lo que sobra del silencio. ORLANDO SIERRA H.
8. Si uno no conoce a Homero esta condenado a escribir como él. MARY RENAULT
9. Las muchas páginas, en general, son promesa de tedio y obra de la mera rutina. JORGE LUIS BORGES
10. Cualquier cosa que uno sepa y la omita, queda en lo escrito y se verá su calidad. cuando un escritor omite cosas por que las ignora, parece como si su obra estuviera llana de agujeros. ERNEST HEMINGWAY


[1] Texto tomado de la Agenda 2005. Gobierno de Chapas

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