viernes, 13 de febrero de 2009

Yuria 40 / Xochitl Balcázar


Xochitl Balcázar
Nació en Villahermosa, Tabasco el 28 de septiembre de 1957. “Esta es mi obra, mi mundo, mi percepción personal de la vida, a través de mi óptica sensible y femenina; a veces ingenua, a veces soñadora, otras tantas sin fe y otras llenas de esperanza. Mas siempre congruente conmigo misma, sin miedos, sin máscaras. Es manifestar en cada una de ellas, la búsqueda constante de mí misma, es enfrentarme a la fuerza de esta necesidad, a todos mis fantasmas pero también a todos mis sentidos, a través de los cuales percibo la vida como el aire supremo. He encontrado en el surrealismo un mundo infinito de posibilidades donde la libertad es el dogma sobre el cual sostengo mi fe de crear, donde los sueños y lo imposible se hacen verdad, cobrando color y forma para luego escuchar sus voces desde mundos impredecibles para no olvidar que sólo en el arte podemos transportarnos a las profundidades del corazón humano y que sólo desde allí es como podemos entenderlo.”


LA MAQUINARIA DE CULPABILIDAD
Carlos Fajardo Fajardo

No existe algo que sorprenda más que la identificación de las mayorías con el magnetismo del dirigente histriónico autoritario. Tanta es su atracción que a los fanáticos les tiene sin cuidado las consecuencias éticas, aun cuando sean ellos mismos víctimas de las persecuciones por parte de su idolatrado jefe. La asunción de cierta ley superior sorprende en estos individuos por su deliciosa crudeza. De esta forma, el éxito de los proyectos dictatoriales queda garantizado, pues, por una parte, estos ciudadanos viven convencidos de hacer parte del poder, o de ser importantes en las decisiones gubernamentales; por otra, cualquier acción del régimen, así sea arbitraria se justifica, gracias a la confianza en sus "responsabilidades públicas".
Bajo dichos regímenes, el progresivo y sistemático silenciamiento del opositor se nota menos, debido a ciertos procedimientos aceptados como legales. Al rival se le silencia con métodos "democráticos" que cumplen el simulacro del debido proceso. He aquí el juego hábil y nada limpio del audaz hechizador de multitudes: aplicar al oponente el método de "culpabilidad por asociación", cuya consecuencia, en palabras de Hannah Arendt, es que "tan pronto como un hombre es acusado, sus antiguos amigos se transforman inmediatamente en sus más feroces enemigos; para salvar sus propias pieles proporcionan información voluntariamente y se apresuran a formular denuncias que corroboran las pruebas inexistentes contra él. Este, obviamente, es el único camino de probar que son merecedores de confianza".
Nos encontramos entonces con una seductora maquinaria cuya función es hacer que la sociedad civil acepte los golpes sin mayor queja alguna. Una maquinaria de control desde adentro, de fidelidad y obediencia, "que tritura los sueños" como se lee en un verso de Salvatore Quasimodo. Bajo esta atmósfera, los ciudadanos aprueban la judicialización y criminalización de la vida cotidiana, hasta ver justa aquella monstruosa sentencia pronunciada en el cuento la colonia penitenciaria de Franz Kafka: "la culpa es siempre indudable". De manera que todos estamos destinados a que se nos condene, bien sea por Dios, la patria, la familia, la escuela o el Estado. Esto se observa cuando entra en funcionamiento el autocastigo y la autoculpabilidad: el implicado siente que, por mandatos supremos, debe sentirse culpable sin serlo. El recurso retórico que lleva a la mayoría a considerarse culpable, es una de las mejores estrategias de los regímenes autoritarios para perpetuarse en el poder. La culpabilidad colectiva exonera de todo juicio a los verdaderos responsables de los horrores históricos. Su insistencia y repetición mediática anula la posibilidad crítica de los ciudadanos, atomiza al pueblo, invita a la expulsión de los no creyentes. La mentira crece y se transforma en agua sacramental para la limpieza de los herejes. Es un discurso retórico frenético, monotemático donde el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción, el paramilitarismo, son los platos rotos que debemos pagar todos por tener la marca de la no inocencia. La dignidad, el respeto y valor de un pueblo quedan humillados por esta retórica morbosa y siniestra.

La actitud cínica de culpabilizarnos a todos de los horrores del mundo y por ende de criminalizarnos en masa- alimenta discursos fanáticos de muerte y exterminio. Si todos somos culpables todos debemos pagar y morir por ello. Las intenciones son visibles: justificar las acciones de un terror tanto simbólico como real; legitimar el ocultamiento de la verdad, llevando la falsedad a sus más espeluznantes extremos; hacer de la mentira un valor intercambiable y usable según las circunstancias; indultar a los camuflados verdugos. Seducidos por dicha factoría, no sólo caen "las mayorías silenciosas", sino también buena parte de los creadores e intelectuales activos. De vigías atentos y críticos ante las desavenencias de su época, pasan a ser actores de la farsa. De esta manera, el poder comienza a sustituir "invariablemente a todos los talentos de primera fila, sean cuales fueren sus simpatías, por aquellos fanáticos y chiflados cuya falta de inteligencia y de creatividad sigue siendo la mejor garantía de su lealtad" (Hannah Arendt).
Los resultados son desastrosos. Se pone en línea y en red una emocracia irreflexiva, peligrosa y sectaria, alimentada por la efervescencia mediática. Por lo tanto, la maquinaria de culpabilidad no sólo produce intimidación y dulce aceptación del castigo, sino también una sensiblería acrítica, temperamental, inmediatista, de llanto extremo, que en el fondo da legalidad a las vejaciones. La emocracia irreflexiva y sentimentaloide no conduce a otra cosa sino a la identificación de las masas con las normas de las tiranías, justificando las formas del terror disfrazadas de lágrimas. De manera que publicidad y terror se unen como algo necesario para defender las instituciones. Basta sólo ver como se aprovecha políticamente la emotividad de la víctima y de sus familiares para darnos cuenta que, detrás de todo este show doctrinal, existe la intención de des-responsabilizar a los verdaderos culpables y culpabilizarnos a casi todos. Así opera la maquinaria de culpabilidad. Tras ella se escudan verdugos y víctimas. Los primeros como sujetos que cometen sus crímenes obedeciendo órdenes superiores, lo que comprueba su inocencia; y los segundos que, al pagar justos por pecadores, son convertidos en motivo de lástima, caridad, compasión, remordimiento, lo cual "culpabiliza" a toda la sociedad. Con ello se garantiza que los ciudadanos acepten la culpa como una perversa y dulce guillotina, pues ésta "es siempre indudable".

La escritura invisible
El discurso autobiográfico en Alejandra Pizarnik
Patricia Venti


Desde sus comienzos en los años cincuenta hasta su suicidio en 1972, Alejandra Pizarnik, siempre buscó forjarse una voz propia. De modo que su producción literaria, influida al principio por el romanticismo alemán, el surrealismo y el simbolismo franceses, intentó hallar un discurso diferente a través de transgresiones léxicas y argumentales. En la prosa inédita y en alguna editada de forma póstuma se perciben elementos «ajenos» a la escritura femenina de los años sesenta y setenta. En dichos textos, se produce una ruptura de la narración y prevalece un carácter críptico por el uso de neologismos o juegos del lenguaje. En este tipo de comunicación elíptica, el remitente y el destinatario se funden en una sola persona y la presencia reiterativa de la obscenidad, lo grotesco, la ironía y el tono confesional entre otros, forman parte del proceso de reciclaje y libre circulación intra e intertextual. El estudio de su compleja escritura pasa por examinar las distintas dimensiones que en ella subyacen: el problema de la identidad, del cuerpo, de qué modo los escritos autobiográficos sirven de pasarela entre sus lecturas y su producción pública, de qué forma su escritura autobiográfica canaliza –de forma privada– aquello que no puede aflorar al exterior y, finalmente, cómo la locura deviene un factor progresivamente absorbente en su obra literaria.

ÍNDICE
Introducción. Cap. I. El discurso autobiográfico. Cap II. Censura y traición. Cap. III. La escritura invisible: Diarios. Cuadernos de notas. Intercambio epistolar. La entrevista. Cap. IV. Entre la ficción y la vida: Las ficciones de la identidad: el yo que se escribe. La voz judía. El imperio de los sentidos. La trampa de la locura. Conclusiones. Bibliografía.

Patricia Venti. (Maracaibo). Realizó estudios en Literatura Iberoamericana en las Universidades de Zulia y Mérida (Venezuela); en 2003 investigó los manuscritos inéditos de la escritora argentina Alejandra Pizarnik en la Universidad de Princeton; y en 2007 se doctoró en la Univ. Complutense de Madrid con una tesis sobre el discurso autobiográfico en la obra de dicha autora. Ha publicado varios libros de poesía y ensayos académicos en diferentes revistas internacionales. En 2008 se han editado en España dos libros suyos: Bibliografía completa de Alejandra Pizarnik y La dama de estas ruinas. Un estudio sobre «La Condesa Sangrienta» de Alejandra Pizarnik. Actualmente está desarrollando una investigación posdoctoral en torno a los Cuadernos de notas de Alejandra Pizarnik como la génesis de su obra literaria.
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Fuente: Revista Anthropos. Barcelona. http://www.anthropos-editorial.com/



Antonio Correa, bajo el volcán

El poeta colombiano (Pitalito, 1950) residente desde hace cinco años en Ecuador, relata para los lectores confabulados los avatares de su importante experiencia editorial, sus búsquedas estéticas y las dificultades inherentes al confrontamiento político de nuestras dos naciones. Correa, declarado recientemente ciudadano honorario en su país de exilio por su extensa labor intelectual, y quien fuera el soñador y Coordinador General de la extraordinaria Fiesta Internacional de la Cultura de Quito, fundada el pasado noviembre, acaba de publicar su quinto libro de poemas: Crónica de Magdalena River, ratificando su profunda voz colmada de ecos primigenios. A continuación un pensamiento que indaga sobre la realidad, en pugna incesante con sus misteriosas fuentes creativas.
Ser un colombiano en Ecuador aporta una visión distinta, un matiz significativo y único al actual estado de tensión entre los dos países. ¿Qué nos puede referir al respecto?
Ser de un país es encontrar el espacio que nos permita movernos silenciosos con nuestro desasosiego, marcados por una geografía de montañas, ríos secretos y rumorosos, inesperadas planicies, sueños e inequidades. Pero lo que nos hace habitar un sitio es la palabra, amplia, sonora y detenida en la garganta. Es lo que llaman la sonoridad de los pueblos.
Entonces ¿qué es un país? Los individuos somos animales sensibles que buscan su propia subsistencia y en un extrañamiento de sonidos, encontramos la solidaridad, el lugar del trabajo, los atisbos del amor y su más contradictorio espejo que es la justicia.
Los países en esencia deben ser fronteras abiertas a la condición humana, más cuando la vecindad los ha hermanado con una historia y vivencias comunes, como es el caso de Colombia y Ecuador. El lastre de dolor que vivimos los colombianos, no puede llevarnos a que las fronteras se abran sólo para contagiar al vecino con la violencia de la guerra y no para valorar el esfuerzo que hace un país solidario con miles de ciudadanos desplazados por un crónico conflicto. Esto es lo que no se conoce sobre lo que sucede entre nuestros países. El Presidente Uribe de Colombia -desconociendo los principios elementales de soberanía de un país- pretende "democratizar la guerra" al exigir a sus vecinos que se involucren en su conflicto interno, como lo hace Estados Unidos en el mundo para imponer su concepto de democracia.
Fuera de cualquier estereotipo con el que se pretenda desconocer al otro, ser colombiano en Ecuador es comprobar desde aquí esta situación. En mi caso de colombiano vinculado al Ecuador durante muchos años, he recibido la doble ciudadanía por mis servicios culturales prestados al país, gesto que me honra y testifica el deseo de un gobierno de borrar la falsa convención de tránsito u obstáculo denominada frontera.

Usted es uno de los forjadores de la Feria Internacional de la cultura de Quito
Siempre el Ecuador fue visto como un país menor enclavado en los Andes, donde el paisaje era una hacienda diseminada por miles de indígenas y mestizos blancos pobres, regados en sus ondulaciones de niebla y en las agrestes costas del Pacífico, como animales de carga. Pero es un pueblo que se negó al sojuzgamiento, aunque con su sangre se formaron las ciudades que hoy delinean el Ecuador contemporáneo, que conformó un país encerrado en sí mismo, con un habla circular y en gerundio, que fue sometida al aislamiento por quienes se apoderaron de sus territorios ancestrales, como sucedió en toda América Latina.
Toda escritura nace de un asombro y de un terror. Los nativos cronistas vieron lo primero. Los que los siguieron registraron la exclusión y el abuso, los siguientes vieron hombres y mujeres de pie, cantando sus tonadas, su sexualidad, sus dosis de violencia, y desde los inicios del siglo XX, jóvenes ansiosos encontraron una nueva mirada con lo que sucedía a su alrededor, más allá de las montañas y las ciénagas y crearon una escritura que enriqueció las literaturas de vanguardia que se generaron en América Latina.
Este aislamiento provocó un estado de sopor angustiante, que llevó a un desencantamiento de todas las expresiones y los nuevos escritores buscaron vincularse a un diálogo tenue y esporádico con lo que sucedía en otras latitudes. Podemos decir que el Ecuador entra a la literatura hispanoamericana a partir de los años treinta.
Con este antecedente y como quien busca salir por fin de su letargo, desde finales de los años 80 en Ecuador se suscitó una gran actividad cultural y un puñado de escritores viaja por el mundo y poetas, novelistas y cronistas de otros países hablan y participan en diversos ámbitos ecuatorianos.
En este espíritu, el Ministerio de Cultura del Ecuador, dirigido por Galo Mora, creó la Fiesta Internacional de la Cultura, que se realizó del 25 al 30 de noviembre de 2008, en el espléndido Centro de Convenciones Eugenio Espejo de Quito, así como en el MAAC de Guayaquil y en apoyo al Encuentro de Literatura en Cuenca.
Sus gestores encabezados por el Ministro Mora y su asesor Efraín Villacís, con la dirección de Guido Tamayo y con mi coordinación, logramos conformar el evento cultural más sobresaliente del año, al convocar a los escritores consagrados y jóvenes talentosos de América Latina, España, Brasil, China, Estados Unidos y Alemania. Fueron 12 países, 40 escritores ecuatorianos participaron como anfitriones, en conversatorios libres y alejadas de todo academicismo durante seis días.
La música, la poesía, el cine, la narrativa, el cómic, la crónica, tuvieron un amplio y fructífero diálogo. 150 actos en exposiciones de fotografía, entrevistas y presentación de libros. Una fiesta cultural donde el libro fue su eje principal. Los sellos editoriales de reconocida importancia de América Latina y Ecuador, expusieron sus novedades. En la fiesta se dieron cita más de 40.000 personas de todas las edades, ávidos de gozar la cultura. Llegaron amas de casa, universitarios, jóvenes trabajadores, escritores y artistas, en forma gratuita y en su mayoría en transporte ofrecido por el evento.
En 1978 el Círculo de Lectores convocó a los escritores vivos más prominentes del momento como Jorge Luis Borges, Álvaro Mutis, Emir Rodríguez Monegal, Ángel Rama, Luis Goytisolo, entre otros; y sólo 30 años después el Estado ecuatoriano -por primera vez con esta fiesta- realiza un evento de tal magnitud y calidad.

El paisaje y la luz del Ecuador, que fueron tan caras a Henri Michaux y otros grandes artistas, ¿ha logrado modificar su lluviosa poesía, después de una ya larga permanencia y comunión con esta maravilla solar?
La impresión del paisaje y su esencia de luz, marca en nuestro espíritu una particular y secreta comunión de acercamiento y distancia. En los años 40, cuando llegó Henri Michaux invitado al Ecuador por el poeta Alfredo Gangotena, vio con turbación unos Andes oscuros, donde hombres pequeños de ensanchados tórax atravesaban la Plaza de San Francisco en Quito, con enormes bultos ligados a sus cabezas para soportar en sus espaldas el peso de la carga, como quien sigue los pasos de una danza cruel.
A finales de los años 70 y cerca de cumplir veinte años, llegué al Ecuador y percibí que había entrado a un mundo desconocido que sentí como mío. Amé mujeres bellas, viví en los hoteles del Centro Histórico, escribí mis primeros poemas, me embriagué hasta la saciedad con mis nuevos amigos, conocí los cuentos incomparables de Pablo Palacio y los poemas de Espacio me has vencido, del Fakir Dávila Andrade. Nunca había visto un volcán con su cono de nieve y nunca mis ojos habían visto una luz tan variable y luminosa como la de Quito. Estas sensaciones se fueron cristalizando desde mis primeros intentos de escritura y en el proceso lento de la memoria y su vivencia, enriquecieron mis poemas. Luego, se ampliaron y modificaron cuando conocí la selva y el Río del Amazonas y retorné a ese Ecuador trazado a escala humana.

Usted coordina dos importantes y diferentes revistas en Quito. El Búho y Encuentros. ¿Cómo congenian esas dos experiencias?
Desde joven he estado vinculado al mundo de los libros. Desde su promoción en sectores aislados hasta la escritura, producción y mercadeo en Bogotá y el D.F. de México. En Ecuador fui el primer editor del Círculo de Lectores y colaboré en la difusión de proyectos culturales y en los últimos años, estuve al frente de la edición de publicaciones masivas que realizó la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura.
Las revistas culturales siempre me han atraído por ser los productos editoriales más cercanos al libro. Son encuentros privilegiados donde se democratiza la lectura. En esencia son una brújula que nos conduce a hallazgos inesperados y a excepcionales reconocimientos donde impera la labor cultural y no sólo un afán comercial al imprimirle al gusto un carácter formador permanente.
Con estos criterios consolidé la nueva época de la Revista Encuentros del Consejo Nacional de Cultura de Ecuador. Fundé la Revista Imaginaria de Cultura del Gobierno Provincial de Pichincha, alejada del concepto pesado con que desafortunadamente se manejan la mayoría de las publicaciones oficiales. Colaboro con revistas independientes, como El Búho, que acaba de cumplir sus cinco años y con la revista El Apuntador, dedicada a las artes escénicas en Latinoamérica.

En el Ecuador como en Venezuela parece asistirse a una revolución cultural, de la que usted hace parte. ¿Los libros cuyo precio es un dólar, las tiradas masivas y la democratización de la cultura están cambiando la fisonomía del lector latinoamericano?
Desde los procesos nefastos de la globalización capitalista, la industria editorial ha salido en forma desvergonzada al encuentro comercial de un público sólo para satisfacerlo en sus deseos más obvios y en sus expresiones más efímeras, desdeñando sus intereses profundos y permanentes, como debe ser el de la edición cultural en su función lúdica y formadora.
Experiencias editoriales como las de Ecuador en los últimos cinco años, donde los libros del pensamiento y la tradición ecuatoriana se distribuyen en forma creativa y al precio de un dólar junto a las planillas de los servicios públicos, Venezuela con obras de autores latinoamericanos y del mundo a precios populares. Colombia en la época de los setenta y, Argentina y México, cuya tradición de difusión del libro fueron el eje formador para varias generaciones -rompieron el mito de que nuestras poblaciones no les interesaba la lectura- comprobaron que sólo con propuestas diversas y accesibles asociadas con el Estado, los jóvenes y adultos de todas las condiciones encuentran en el libro y su lectura, la principal fuente de goce y de conocimiento
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Con-fabulación. Periódico virtual.


BREVE ANTOLOGÍA AMOROSA
Selección: Esther Gómez, Iris Puón, Claudia Martínez, Adriana Tovilla Solís

Francesco Petrarca
Italia, Arezzo(1304-1374)


Soneto CXXXII
Si no es amor, ¿qué esto que yo siento?
mas si no es amor, por Dios, ¿qué cosa y cual?
Si es buena, ¿por qué es áspera y mortal?
si mala, ¿por qué es dulce su tormento?

Si ardo por gusto, ¿por qué me lamento?
Si a mi pesar, ¿qué vale un llanto tal?
Oh, viva muerte, oh deleitoso mal,
¿por qué puedes en mí si no consiento?

Y si consiento, error es quejarme.
Entre contrarios vientos va mi nave
-que en alta mar me encuentro sin gobierno-

tan leve de saber, de error tan grave,
que no sé lo que quiero aconsejarme
y, si tiemblo en verano, ardo en invierno.

Jacques Prévert
Francia, París (1900-1977)


Para ti mi amor
Fui al mercado de pájaros
y compré pájaros
Para ti
mi amor
Fui al mercado de flores
y compré flores
Para ti
mi amor
Fui al mercado de chatarra
y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para ti
mi amor
Después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor.

William Blake
Inglaterra, Londres (1757-1827)


Secreto de amor
Nunca debes decir tu amor,
Amor que nunca ha de contarse;
El gentil viento se mueve
Silenciosa, invisiblemente.
Conté mi amor, conté mi amor,
Se lo dije con toda el alma
Temblando, frío, en horribles miedos.
¡Ah, y ella partió!
Tan pronto me dejó
Un viajero pasaba,
Silencioso, invisiblemente;
La tomó como un suspiro.

Herman Hesse
Alemania (1877-1962)


Canto de amor
Yo soy el ciervo y tú la corza,
tú eres el ave y tu el árbol,
eres el sol y yo la nieve,
eres el día y yo tú sueño.

De mi boca dormida por la noche
un pájaro de oro vuela,
clara es su voz, su ala coloreada,
una canción de amor te canta,
te canta una canción que es mi
persona.

Nazim Hikmet
Turquía (1902-1963)


Como si dijera
Te quiero como si comiera el pan salpicándolo de sal
como si levantándome de noche ardiendo de fiebre
tomara el agua con la boca sobre el grifo
te quiero como espero la pesada valija del correo
que no sé qué contiene ni de quién
lleno de alegría de sospechas agitado
te quiero como si sobrevolase el mar por primera vez en avión
te quiero como algo que se mueve en mí
cuando el crepúsculo desciende sobre Estambul poco a poco
te quiero como si dijera: -Alabado sea Dios, estoy vivo.


Cecilia Meireles
Brasil (1901-1964)


Romanticismo
Quién tuviera un amor, en esta noche de luna,
para pensar un bello pensamiento
y lanzarlo al viento!

Quien tuviera un amor –largo, cierto, imposible-
para verse llorando, con gusto,
y llenarlo todo de lágrimas!

Quien tuviera un amor y, entre el mar y las estrellas,
sobre una nube, adormecido y despierto,
levitando apenas, ser llevado por el amor…

Quien tuviera un amor sin duda ni mácula,
sin antes ni después: verdad y símbolo…
ah! quién tuviera… (quién tuvo, quién tendría?)


BIBLIOGRÁFICAS

Miguel Lisbona Guillén
Sacrificios y castigos entre los zoques de Chiapas
Universidad Nacional Autónoma de México
2004

Las páginas que componen esta obra son el resultado de varios años de vivencias y trabajo en Chiapas. Son, también, una mirada oblicua a la realidad chiapaneca dibujada, o sería mejor decir desdibujada, por un ingente número de informaciones desde 1994 hasta la fecha.
El empeño de la investigación consiste en reconstruir los parámetros empleados para la definición étnica de los indígenas, por ello conceptos como los de tradición, territorio o prácticas religiosas son revisados desde el trabajo de archivo y etnográfico para remarcar, por una parte, las diferencias que el caso de los zoques, y concretamente el municipio de Tapilula ofrecen respecto a otros municipios o regiones de Chiapas y, por otra, para sentar que las variantes históricas no deben ser absorbidas en un trasfondo esencial e inamovible que olvida que la cultura no es tal sino un proceso.
Los elementos culturales son imprescindibles para una diferenciación o identificación étnica, pero ella no impide criticar el orden social y político de las clasificaciones que nombran esas diferencias. En definitiva la obra polemiza con aquellas categorías que usan denominaciones étnicas y culturales sin un atisbo de razonamiento crítico.

Mercedes Olivera
Violencias Feminicida en Chiapas
UNICACH
2008


Este libro pretende ser una clara provocación de entender el fenómeno de la violencia feminicida como una característica sistemática de nuestra sociedad. Una provocación a comprender que no se exagera cuando se define al feminicidio como la muerte de mujeres por el solo hecho de ser mujeres. Y una invitación para conocer cuáles son las causas que hacen del estado de Chiapas un extenso caldo de cultivo para la violencia feminicida.
En este libro colectivo analizamos cualitativamente –con base de nuestra experiencia feminista– algunas de las causas de la violencia feminicida y de su expresión extrema, que evidencia, junto con otros criterios, el fracaso del sistema neoliberal como paradigma del desarrollo y la democracia. Pensamos que será la información suficientemente documentada, la base empírica que permita exigir a las autoridades que cumplan con su responsabilidad de proteger la vida de las mujeres y convocar a toda la sociedad y afrontar las causas estructurales y circunstanciales de la violencia feminicida.

LA NUEVA ERA TECNOLÓGICA EN EL CINE
Sergio Miguel Simón Palma

Con la era digital, los clásicos sistemas análogos quedarán en segundo plano. Se toma en consideración que en 2020 los televisores de bulbo serán reempezados por monitores de plasma. El cine evolucionará en cuanto al impacto tecnológico. Serán reliquias históricas las pesadas cámaras panavision panaflex de 35 mm, 39 mm que utilizaron grandes autores fílmicos como Francis Ford Coppola, el manchego Pedro Almodóvar, o el alemán Volker Schlondorf. Los extensos metros de cinta serán remplazados por la memoria, se podrá filmar con cámaras compactas y de fácil desplazamiento.
No es necesario, sin embargo, esperar los años postreros para percatarnos de la evolución tecnológica: Michael Maan filmó Miami Vice en 2005 con sistema fotográfico digital. Transformers, dirigida por Michael Bay y financiada por Steven Spielberg recreó mágicamente el escenario futurista a partir de los increíbles efectos especiales en el espacio.
El montaje clásico de Eisenstein será, entonces, un recuerdo añejo del cine teórico ruso, lo pragmático será un recurso que exigirá a los directores veteranos a ponerse en vanguardia tecnológica. Coppola filmó su última obra titulada Juventud sin juventud (2007) con cámara digital con rasgos impresionistas resaltando los colores fríos. Su hija Sofía Coppola hizo de Maria Antonieta (2006) una fotografía impresionista, aquéllos costosos y laboriosos vestidos de la época victoriana se realizaron a partir de diseños a base de una computadora.
El binomio de la ciencia ficción: George Lucas y Steven Spielberg, fue precursor del cine comercial debido al uso exquisito de las innovaciones tecnológicas, que hicieron de Tiburón la película más taquillera de la historia del cine contemporáneo.
La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas ha sido injusta en no reconocer la labor tecnológica a los ingenieros de sonido, montaje digital, que hacen del cine un mundo fantástico. Claro ejemplo de ello es la odisea que narra Lucas en toda la saga de Star Wars, trabajo increíble de efectos especiales. O la creación de los enormes dinosaurios que Spielberg utilizó en Jurasic Park.
El cine por ser una arte pragmático, esta sometido a una labor de maniobras tecnológicas, por ejemplo: tipo de cámara, graduación de la cinta, formato en que se filma, tipos de lentes, efectos sonoros, dirección de arte, vestuario y maquillaje, la banda sonora que irá acorde a la temática del filme, el orden lógico de las escenas, la adaptación del guión literario al guión técnico que es filmado y manipulado por el cineasta.
La nanotecnología en los sistemas informáticos resulta ser lacerante para la industria cinematográfica, ahora se puede disfrutar de una película en la Web, así como en reproductores multimedia portátiles.
Desde las lentes anamórficas que reducían los planos cinematográficos en la proyección, la era digital ofrece innovaciones que hacen del cine un viaje quimérico. El director aleman Fritz Lang profetiza con Metrópolis una sociedad sometida a las maquinas, Stanley Kubrick en 2001: Odisea en el espacio representa el reto del hombre para indagar ese universo infinito.
Actualmente los teóricos en cine postulan que el director que abusa de efectos especiales pone en duda su capacidad creadora. Sin embargo los efectos especiales son los polvos mágicos de los fotogramas en movimiento: El cine.


Voces que maduran

Biografía:
Lucero Díaz Toledo nació el 12 de Marzo de 1987 en la ciudad de Arriaga Chiapas, mejor conocida como la “Ciudad de los vientos”, ahí pasa su niñez, adolescencia y parte de su juventud. Se traslada a la Capital de Tuxtla Gutiérrez para seguir con sus estudios superiores en la UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CHIAPAS donde actualmente cursa el 7º Semestre de la Licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana.

Lo deseable de ti
Desesperada de escuchar esos versos que no están dedicados a mí, la tinta que utilizas no me escribe palabras y sin embargo estoy presente en la decadencia de cada uno de tus poemas, me idealice una sola ocasión ser yo la musa de tu inspiración, ser yo el ritmo de tu poema y la musicalidad que dirigen tus manos.
Ahora, estoy buscándote con la mirada y decirte con ella que todo lo que yo plasmo en esta hoja en blanco reside consagradamente en ti,
¿Por qué vuelvo a ser la tonta que te busca, que te añora, que te espera? ¿Qué tienes tú qué no tengan los demás?
Quiero ser yo tu intuición, tu bondad, tu esperanza,
La oscilación de tus palabras
el temblor de tus huidas
el eco de tu silencio
La voz que emite tu boca al nombrarme...

De ti únicamente
Eres tú quien habita en mí, ciertamente me he olvidado de existir, de comer, de llorar. Tú has robado mi eternidad aquella que guardaba para momentos especiales, aquella que flotaba de vez en cuando, aquella que cuando te vio se quedo en ausencia, en silencio y sin tiempo. Sin espacio de pensar en mi, sin alma que compartir. Simplemente no soy nada cuando tú estás ahí llenándome de olvido, de encierro, de ti.

Quiero creer en ti

Me pongo a observar las calles mientras tú duermes,
en ellas encuentro el sabor de tu boca,
la calidez de tus labios,
y las palabras románticas que nunca pronuncias.

Juego, intento y creo a ser la mujer feliz entre tus brazos
las caricias que se alargan en nuestros encuentros
y los sueños que sueles imaginar se esfuman con la palidez
del rostro mojado bajo la lluvia.

Una, dos, tres gotas en mi rostro
y tú ¿Dónde estás? ¿Por qué no me proteges?
cada vez es más fuerte mi sensibilidad a tu abandono
tengo frío, ¿no ves que necesito todo de ti? y sin embargo:
no creo en las palabras que bien perfeccionas para engañarme

Parafraseando a Neruda

"Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
Para que tú oigas como quiero que oigas"


Aspiro gritarle al mundo mis ensueños, quiero ser siempre libre y temeraria
hacerte saber por el mundo que eres lo que más deseo
porque tu boca me consume y en ella encuentro lo "verdadero"
porque tú falta de romanticismo será mi anhelo.

Pretendo ser yo la que diga:
Vuelve...
Regresa...
Quédate...
¡No te vayas!.

porque tu adiós será mi peor tormento
Porque tu ausencia marchitará el jardín
porque el atardecer de hoy no volverá
porque lo nuestro quedará en la mudez que nos derrite día a día.

No quiero enamorarme de un gran poeta
Un estornudo anunció tu recuerdo
y leo entre palabras cortadas, con voz ronca,
aquellos poemas que me regalaste en el mes sexto del
año anterior.
Y percibo búsquedas,
sombras, lluvias, amaneceres
y te siento mío, no soy nada.
Basta con silencios añorar tus besos
y te recuerdo con mi perfume
con mis dulces sueños,
con mi voz templada
Con el cielo azul día a día.
Ruego no desearte, no alcanzarte
no quiero descubrir que eres tú
el que me espera del otro lado
no quiero ser yo la que se enamore de un gran poeta.

Hace falta
En la habitación del cansancio
con miedo, con dolor, y desesperación
te estoy pensando una y otra vez.
No sé cómo realmente hacer para apaciguar
este amor que me oprime el corazón,
mi necesidad a ti es incontrolable.
Me hace falta los aires de mi tierra
el calor de vez en cuando
y ver los árboles de la institución que me vio crecer.
Asomarme por el balcón
ver las vías del tren
y los carros transitar.
Me hace falta escuchar tu voz
ver tus ojos negros brillar
probar tu boca sin parar.


PIEDRA DE TOQUE

DEL DIARIO DE ODACIR
CARTA A LA MADRE (II)
Ricardo Cuéllar Valencia


Gloria, la madre de mi hija María Victoria, cuenta Odacir, salió conmigo rumbo a Viterbo, pueblo distante a unas seis horas de Manizales, para enterarnos de cómo había sucedido el accidente del bus donde viaja doña Aura. Los buses y taxis que tomamos, por algún motivo, nos dejaban en algún pueblo, crucero o carretera. Nos acercábamos o alejábamos en medio de repetidas presencias del absurdo. Por fin llegamos a un cruce donde el conductor del bus nos advirtió que a un kilometro se encontraba el hospital de Viterbo. Pocos minutos después apareció una ambulancia. La paré. Le pregunté al conductor: ¿cuántos muertos hubo en el accidente de la Curva del Diablo? Uno, dijo secamente. ¿Una mujer? Si. Aura. Si. Es mi madre, le grité. Súbase, me ordenó y nos llevó hasta la puerta del hospital. Me temblaba todo el cuerpo y la voz ¡Cálmese, cálmese!, ¡cálmese!, me decía Gloria, puede estar sólo herida. ¡No escuchaste que está muerta!, carajo… Pregunté a una enfermera quién la había atendido y fue, amablemente, a buscar la doctora de turno. Me saludó con afecto. Me extrañó su actitud. De inmediato la vi perturbada. Tenía veintisiete años. Vestía de blanco. Delgada, de mediana estatura, de cabello negro y piel blanca. Venga, sígame, vamos a otro lugar, quiero hablar con ustedes, sin que nadie nos escuche. Nos condujo a una sala donde había sólo una mesa y varios taburetes, una cafetera y cajas de plástico en el piso con medicinas y papeles. Sirvió café para los tres y una jarra de agua.
¿Quién es usted? me preguntó. Odacir, el hijo mayor de doña Aura. Bien, es a usted al que necesito, por recomendación de su madre. Le comento. Se recogió el cabello, lo sostuvo con un lápiz, cruzó los dedos de las manos y mirándome con ternura y cierta congoja me dijo:
El bus de la Flota Magdalena se fue al río Risaralda a las cuatro de la mañana. El conductor, me comentó durante los instantes que pude hablar con él, antes de que llegará la policía de tránsito, que se había dormido por cansancio y perdido el control del aparato y, exactamente, en la Curva del Diablo, bastante cerrada y peligrosa, mientras cabeceó por segundos, se fue al río el bus. Y, ¿quién es el tipo, como se llama, donde está? Si, todo te lo voy a contar, tranquilízate, por favor. Quiero un trago, ¿es posible? Sí, en la esquina a la derecha, hay una tienda, allí venden aguardiente. En un hospital no está permitido tomar licor. Pero lo veo muy trastornado, se lo permitiré por una excepción que acepto pero no me explico en este momento. Podría inyectarlo o darle una pastilla para calmarlo. Sólo le pido que tome con discreción. Gloria salió a comprar el licor y en diez escasos minutos pude tomarme el primer trago.
Es un caso muy extraño la muerte de su madre. Fue la única que falleció. Hay diez heridos. Seguramente venía dormida. Yo fui al río. La vi viva, sentada en una piedra, con los brazos cruzados sobre el vientre. Al observarme me dijo: Dios me la ha enviado. Empezó a hablarme de todos y cada uno de sus hijos, especialmente de usted. Tenía en el seno una bolsa con billetes y me la encargó para que se la entregara. Aquí la tengo. La doctora abrió su cartera que traía colgada del hombro izquierdo y me la entregó, advirtiéndome: esto no se lo he comentado a ningún doctor, ni enfermera, pues podría correr el peligro de quitármela cualquiera de ellos con este o aquel argumento. Sentí frío y el dolor más hondo. Le tomé las manos y las besé. La amo, le dije. Ingerí otro trago, ahora largo.


¿Era su mamá poeta? Con un movimiento de cabeza asentí. Miré, estoy muy impresionada, es un caso único en mi carrera. Cuando dejó de hablarme de usted, ¡como lo quería! empezó a hablar en poesía sobre la muerte y la vida, el amor y Dios, de tal forma bella y sabia que aún no termina mi impresión. No le entendí mucho, pero me dejó muy conmovida. Sus palabras, eso que llaman metáforas, decían casas muy profundas que yo no puedo repetir. Usted me entiende, ¿verdad?
Dos horas y cuarto estuve escuchándola. Lo inexplicable, medicamente, es que sufrió dos heridas mortales: una profunda, en la cabeza, de la frente hacia atrás, y el hueso izquierdo del pubis, al doblarse, se enterró en su vientre. Esas dos heridas eran apenas para fallecer de inmediato. Yo la escuchaba con extrañeza y una fascinación que no me pasará por el resto de los días.
Las palabras de la doctora fueron un efectivo bálsamo para mi dolor. Su calma impuesta más allá del encuentro cotidiano con la muerte, sus palabras precisas, sus gestos amables y cariñosos me fueron más cauterizantes que el aguardiente.
Me tomó de las manos y me dijo: Allí está en el cuarto de enfrente, ¿quiere verla? ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! Prefiero conservar la imagen de doña Aura viva. Su muerte no me interesa.
Ella traía dos anillos, aretes, un reloj, una cadena y una pulsera. Se las entrego. Me paré, pasé a su lado, la abracé y besé como a una hermana.
Tomémonos un trago, dijo, serví para los tres y nos volvimos a abrazar.
Ustedes dos se querían mucho. No sabe las palabras tan especiales con las que se expresaba de usted. Lo envidio. Ojala mi padre o mi madre sintieran ese amor tan profundo que sintió doña Aura por usted, y sus hijos. ¿Cuántos fueron? Once. ¿No me diga? Se le ve joven. ¿Cuántos años tenía? Cuarenta y seis. Iban a organizar una librería, ¿verdad? Exactamente, íbamos. Se me ha derrumbado un proyecto de vida. Pero eso es lo de menos. He perdido mi mejor amiga. Ella me leía en los ojos los sueños y mi vida entera. Poseía la sabiduría femenina, como muy pocas. Mis diálogos con ella siempre fueron muy ricos, pese a nuestras diferencias ideológicas, en un primer momento, aunque siempre sufrió por mis ideas; supo tolerarme y llegó a ser mi cómplice. Si, eso no lo dudo. Usted también me impresiona. Su dolor es diferente. No se cómo explicarme.
A las doce de la noche terminará mi turno y me gustaría, fuera del hospital, estar con ustedes.
Salimos en su carro y nos llevó a un hotel. Yo los invito, dijo, con un tono tan fraternal que no pude proponer lo contrario.
Sentados en las camas, después de servir las copas de aguardiente, ella tomó la palabra.
Yo soy médica, nací en Quinchía, vivo sola, aquí en este pueblo, y la muerte de su madre me ha transformado. No se como manifestárselo. Su inmensa vitalidad me ha conmovido. Era una mujer que deseaba la vida más allá del instinto y el natural amor por sus hijos. Vivía muy orgullosa de todos ustedes. Apenas resumo, me es imposible repetir sus palabras. ¿A qué se dedicaba? A ser madre de once hijos, y esposa. Era dietista, había estudiado medicina por su cuenta, en los últimos años de su vida se había convertido en militante del partido conservador, gracias a su inmensa capacidad intuitiva, de previsora. Era un cuadro muy querido… cosía en las noches ropa para todos… asistía a fiestas sociales, yo era su pareja, casi siempre, dado que mi padre trabajaba en otros pueblos. En fin… A qué horas dormía… ¡que maravilla!…El interés de aquella mujer por mi madre me desconcertó en cierto sentido. Yo escuchaba a la doctora Margarita de los Ángeles como si ella hubiese sido amiga de mi madre toda la vida. Gloria apenas consentía una y otra afirmación y de repente no se contuvo y dijo lo que pensaba: yo la quiero mucho, ella me recibió en su casa sin estar casada con Odacir, fue una auténtica cómplice. Aprendí mucho de ella. Siempre la vi positiva. Ningún problema por grave que fuese le parecía difícil de resolver. Poseía una ternura y una especial claridad con la vida, a tal punto que me hacía pensar dos veces lo que iba a decir cada vez que nos reuníamos a hablar de nosotros con ella, o de lo que fuera. Su cultura, además de los libros, la poseía desde los sueños y la imaginación.
Te creo, eso es lo que yo quería decir. Has pronunciado las palabras exactas que me hacían falta. Los envidio.
Bueno, ya nos acabamos la botella. Descansen y nos veremos mañana para hacer todas las gestiones de la entrega del cadáver y su traslado a Medellín. Pienso una cosa, se me ocurre algo: yo me acuesto en esta cama con Gloria, ¿les parece? No quiero irme sola a casa. Así fue.
Recuerdo sus últimas frases de buenas noches antes de apagar la luz: No olvido una afirmación contundente que debo decirle con exactitud, amigo. Dijo su madre: Odacir es mi primer hijo, de mi primer y único amor. Y tuvo once hijos con su padre. ¡Eso vale oro! afirmó la dulce y tierna mujer y concluyó: En ese momento doña Aura cerró los ojos y se dejó caer en mis brazos. Después de un pequeño silencio, la doctora Margarita de los Ángeles, con un calmado tono de voz dijo: hasta mañana. Los quiero. Yo la adoro, mujer, le dije, ha salvado usted los últimos momentos de vida de mi madre. La besé en las mejillas con devoción y me dejé caer en mi cama.


METODO FÁCIL Y RÁPIDO PARA SER POETA
Jaime Jaramillo Escobar

LA LECTURA DE POEMAS


La comprensión del texto poético esquiva a los mismos poetas, a los críticos, y a lectores cultos e incultos por igual. Un joven se me acerca con los últimos poemas que ha escrito y me pide que, si yo los entiendo, ¡le haga el favor de explicárselos!
Es por eso por lo que se necesitan muchos talleres de poesía: de composición, lectura y crítica. Así como hay talleres para el estudio de los textos sagrados y talleres de oración, debe haber talleres de poesía. La poesía nos acerca a la paz.
La poesía poemática existe desde antes del diluvio. “No hay pueblos sin poesía; los hay sin prosa”, anotan los historiadores. La ciencia encuentra y lo explica al entendimiento, función de la inteligencia. Pero la comprensión (apreciar y sentir) es un ejercicio metafísico, es decir, poético.
No miras la flor porque dices que ya la miraste en la niñez, y que no te vas a quedar toda la vida mirando una flor. Si te ofrezco un dólar usado, lo miras y lo hueles, aunque huela mal, y te embriagas de tu dólar. Si te ofrezco un poema, no sabes qué hacer. Te encuentras entonces en un aprieto.
Entre todos los escritores, el poeta es el que menos lectores tiene. Para la mayor parte de las gentes, la vida es una esclavitud a la que ellas mismas se condenan. El poeta propone la libertad y la gloria de vivir, pero nadie quiere saber nada de eso. –“¡Somos esclavos! –gritan–. ¿Cómo quiere usted que leamos poemas?”
El poeta que escribe sus primeros poemas, y que aún no tiene su primer lector, no se preocupa por eso. Es como hacer corderillos. Salen balando y brincando, despreocupados acerca de quién se los comerá, pero seguros de que alguien tendrá hambre.
Un poeta nuevo, que aún no ha publicado nada, me dice: –“Con tres lectores me conformo”. Porque en su imaginación ya existen aquellos lectores. Pero el que no tiene ninguno, aún espera a aquellos tres, y goza de la fortuna de esperar.
Los poetas jóvenes suelen ser cándidos. Sueñan con sus libros, con los recitales, con el prestigio y la fama. Y aún no han escrito su primer texto memorable. Uno me dijo: –“Cuando publiqué mi primer libro salí a la calle, ¡y nadie me miró!”
Entre todos los poetas, los que escriben con claridad tienen la primera opción de ser entendidos y gustados. Los que escriben enredado, tengan la bondad de sentarse y esperar. Dentro de veinte años, sin duda, los leerán.

NOTAS
1. La poesía es la persistencia de un pasado inocente y feliz que destruyeron las dos guerras de este siglo, pero ha perdido vigencia en la cultura literaria de estos tiempos. Los poetas existirán hasta la consumación de los siglos, pero corren el riesgo de quedarse sin clientela. JAVIER ARANGO FERRER
(Historia Extensa, XIX)
2. ¡Cómo se nota (en Jorge Manrique) el ritmo seguro y feo del hombre que sabe gramáticas! FEDERICO GARCÍA LORCA
3. Soñaba Rimbaud un poema obsesionante, que no fuese didáctico ni expositivo, sino infeccioso. LAWRENCE DURRELL
4. El gran peligro del poema es lo poético. No agreguéis poesía a aquello que ya la tiene sin necesidad de uno. Miel sobre miel repugna. VICENTE HUIDOBRO (Manifiesto Tal Vez)
5. La poesía debe tener aspecto pobre para quienes no conocen el lujo. Un poema es el colmo del lujo, es decir, de la reserva; todo lo contrario de la avaricia. De lejos, a la primera ojeada, iba a decir oliendo, sopesando un libro, el experto estima su calidad. Un verdadero poeta se preocupa poco de la poesía. Del mismo modo que un horticultor no perfuma sus rosas. JEAN COCTEAU
6. Las buenas lágrimas no nos son provocadas por una página triste, sino por el milagro de una palabra colocada en su lugar. Pocas personas son dignas de derramar tales lágrimas. Es posible que la poesía conmueva a pocas personas. ¿Acaso he dicho ya que era el colmo del lujo? JEAN COCTEAU
7. Sólo la falsa poesía teme a la risa como el diablo teme al agua bendita. Los falsos genios tienen miedo de la risa. La risa abre de par en par al hombre. Se ve el tesoro o el vacío. A Marcel Proust le gustaba. Se bañaba en ella como en un revelador. JEAN COCTEAU
8. Mientras el poeta crea, su poema está múltiples veces en peligro de muerte. Un bañista que no sabe nadar y que se ahoga, inventa la natación. Con algunos viejos movimientos, reinventados sin cesar, el poeta salva su poema. Unos lo toman por un farsante, otros por un enfermo; otros sienten la trágica belleza del juego y se deleitan con ella sin intentar comprender el porqué. JEAN COCTEAU

JARAMILLO Escobar, Jaime. Método fácil y rápido para ser poeta, Fondo Editorial Universidad EAFIT, Medellín, Colombia, 2005, 55-58 pp.

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